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Alberto Menéndez

De la viveza al infortunio

El protagonismo de los guardametas en el Oviedo-Las Palmas

Para bien o para mal que un portero pase desapercibido en un partido de fútbol normal, de esos en los que suceden cosas, en los que se intercambian oportunidades de gol entre ambos equipos, es muy difícil y, en ocasiones, imposible. Ese fue el caso el sábado, en el anegado terreno de juego del Carlos Tartiere: los guardametas, pero especialmente el del Oviedo, Nereo Champagne, fueron protagonistas en la lluviosa noche del sábado. Uno y otro realizaron paradas espectaculares, mostraron su calidad, su viveza, la celeridad en sus acciones bajo los palos, pero desgraciadamente para ellos, para el oviedista ante todo, lo que quedará finalmente para el recuerdo de los aficionados serán sus errores; en el caso de Champagne el infortunio de un gol evitable, en una jugada que se presumía intrascendente cuando ya se jugaban los minutos de descuento del partido y en la grada se comenzaban a festejar los tres puntos. Un triunfo que hubiese dejado de nuevo a los azules a las puertas de los puestos de promoción y, lo que quizás sea más importante en estos momentos, con mejores sensaciones para afrontar con ciertas garantías de éxito la fase más trascendental de la temporada, aquella en la que ha venido fracasando el Oviedo desde su regreso al fútbol profesional. En este momento, tras el batacazo del sábado, prima el abatimiento.

Un delantero puede fallar una oportunidad clarísima de gol en el minuto 90, pero nunca tendrá tanta trascendencia para la grada como el error de un cancerbero. Da igual lo que haya hecho con anterioridad, una equivocación del portero, sobre todo si implica pérdida de puntos, tapa todos los aciertos anteriores. No es que los canarios pusiesen a prueba en demasiadas ocasiones a Champagne en la noche del sábado, pero el argentino volvió a salvar a los de Anquela en el segundo tiempo al desviar un envenenado remate de cabeza de De la Bella. Una gran intervención, pero intrascendente tras lo sucedido con posterioridad.

El entrenador de Las Palmas, Pepe Mel, dijo que su equipo no merecía haber perdido el partido. Es su opinión, pero lo cierto es que, con datos objetivos en la mano, los canarios no hicieron méritos ni para empatar. Si lo consiguieron fue gracias a su arquero. Paradojas del fútbol. Es verdad, Raúl Fernández no estuvo acertado en el tanto marcado por Ibrahima, pero dos espectaculares estiradas a disparos envenenados de Saúl Berjón y una salida a los pies de Toché evitaron goles cantados de los azules. Es decir, que desgraciadamente para Champagne y afortunadamente para el de las Islas, no se puede valorar de la misma manera la equivocación de uno y otro guardameta.

Y por si faltaba algo para refutar las declaraciones de Mel, existen dudas más que razonables de que el árbitro y su juez de línea acertasen en la anulación del gol marcado por Joselu en el primer tiempo. ¡Cómo hubieran cambiado las cosas para Champagne si su fallo garrafal lo hubiese cometido con un 2-0 a favor de los azules!

El Oviedo ha dado buenas sensaciones en los últimos encuentros en el Tartiere ante dos históricos como Dépor y Las Palmas. Claro que con eso sólo no basta para estar arriba en la clasificación. Quedan 24 puntos en disputa, suficientes para que la mejoría del juego se traslade también a los marcadores. Para empezar, los tres puntos del próximo fin de semana ya los tiene asegurados tras la retirada del Reus.

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