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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

La nariz y las muelas de Iago Aspas

Sobre cómo la historia y el presente de algunos equipos dependen de sus estrellas

Blaise Pascal, el matemático y filósofo francés del siglo XVII, dijo que si la nariz de Cleopatra hubiese sido más corta, la faz de la tierra habría cambiado. Exageraba. La historia no suele depender del tamaño de la nariz de una reina, aunque esa reina se llame Cleopatra y tuviera la suerte de ser interpretada por Liz Taylor en una hermosísima película. Puede que Cleopatra tuviera una nariz ganchuda y un poco larga, pero, en palabras de Ortega y Gasset, quien quiera ver correctamente una época debe contemplarla desde lejos. ¿A qué distancia? Muy sencillo: a la distancia que no permite distinguir ya la nariz de Cleopatra. ¿Personajes como Cleopatra (o su nariz) hacen la historia, o lo importante no son los personajes históricos (o las narices) sino el tiempo que les toca vivir? Difícil cuestión. Lo que sí podemos decir es que, a veces, la historia de un equipo de fútbol depende de la nariz de un futbolista muy especial. Ronaldinho cambió la historia del Barça, por ejemplo. Y la historia (o el presente) del Celta depende de la nariz (o de las lesiones) de un futbolista maravilloso: Iago Aspas.

El historiador E. H. Carr critica el personalismo histórico con la teoría de la "nariz de Cleopatra": más que las biografías y las narices, interesa el tiempo histórico, el contexto. Algunos historiadores, sin embargo, están empeñados en interpretar los acontecimientos históricos investigando la salud de los grandes personajes. Así, el carácter agresivo de Enrique VIII pudo deberse a la sífilis, Napoleón se vio paralizado en Waterloo a causa de las hemorroides (y, además, ese día llovió, lo que contribuyó a la derrota de los franceses frente a los británicos y prusianos), Stalin sufría horribles dolores de muelas que hicieron de él un monstruo, Roosevelt estaba tan enfermo en Yalta que entregó la Europa del Este a Stalin... Todos estos datos son interesantes, pero parece que la historia no se mueve por el dolor de muelas de los dictadores o el tamaño de las narices de las reinas. ¿Si Hitler se hubiera dedicado a pintura, la historia de Europa habría sido diferente? El historiador Luis Suárez dice que son las decisiones concretas las que desencadenan los grandes cambios, pero tales decisiones necesitan de una coyuntura orgánica para hacerse realidad. No quisiera que me confundieran con Walter Sobchak, el mejor amigo de "El Nota" en "El gran Lebowsky", que insiste en relacionar cualquier cosa con la guerra del Vietnam, pero creo que todo esto del personalismo histórico y de la coyuntura tiene una relación directa con el fútbol. Iago Aspas, ese "Messi de la clase media", en palabras de Jorge Valdano, es más importante para el Celta que las hemorroides de Napoleón para la batalla de Waterloo o los dolores de muelas de Stalin para las purgas en la Unión Soviética. Pero también es cierto que la coyuntura que ha permitido que Aspas siga siendo jugador del Celta cuando podría estar en, por ejemplo, el Atlético de Madrid ocupando el puesto del malote Diego Costa es tan importante como la nariz del delantero gallego.

¿Si la nariz de Cleopatra hubiera sido como la de Cyrano de Bergerac o como la de Pinocho, la historia de Egipto, de Europa, del mundo habría sido diferente? ¿Si Aspas no hubiera nacido en Moaña, sino en Río de Janeiro, hoy no sería el salvador del Celta? ¿Si la lesión de Aspas hubiera durado tres semanas más, el Celta sería ya carne de Segunda División? ¿Deben los aficionados del Celta temer que Aspas tenga hemorroides o sufra un terrible dolor de muelas? Admitamos que Ortega y Gasset tenía razón cuando decía que la historia necesita alejarse de la nariz de Cleopatra, pero admitamos también que el fútbol necesita estar muy cerca de las narices de los grandes futbolistas, se llamen Messi, Ronaldo, Mbappé o Iago Aspas. La nariz de Aspas es más importante para el Celta que la coyuntura deportiva o la empresa que aparece en la camiseta del equipo. Si un inoportuno dolor de muelas de un futbolista puede condenar al Celta a Segunda División, entonces un buen dentista es tan necesario como un buen entrenador. O más.

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