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Etapas con subidas y bajadas

La duda es saber si el Sporting tiene un líder que marque la diferencia

Hace no muchos años, en esta época de la primavera, el ciclismo y el fútbol disputaban la atención de los aficionados. Por ejemplo, en 1989 Pedro Delgado ganó la general, el maillot amarillo. Hubo victorias de etapas de prestigio, como la de Álvaro Pino en los Lagos de Covadonga, compitiendo hasta el último metro con el colombiano Fabio Parra. En el deporte sacrificado de la bicicleta, ganar una etapa es un pequeño tesoro. De hecho, hay equipos que tienen ese objetivo como el único realizable en una gran prueba.

En el fútbol, las etapas, las victorias parciales, sirven si al final termina el club en la cima más alta de podio. La clasificación general es lo importante. Esta temporada, la Segunda, sin competencia en el calendario con la Vuelta, tiene subidas, bajadas y etapas "rompepiernas". Triunfos al sprint y escapadas de equipos -Málaga y Alcorcón- que salieron allá por los primeros meses de verano con una fuerza arrolladora; parecía que uno de los puestos de ascenso ya lo tenían en propiedad. En primavera están los dos fuera del cajón de los play-offs.

Administrar las fuerzas para estas seis jornadas finales de Liga regular es clave, no sirven de mucho los triunfos parciales. Una victoria hoy no vale si no viene acompañada por otra la siguiente semana. Los empates son poca cosa sin pinchazos de los rivales. No digamos si no reparan los equipos ese pírrico empate: un solo punto; si no viene a continuación una suma de tres: una victoria. Y que se vea convincente, rotunda. Un "aquí estamos nosotros" optando a las plazas altas. A la general, individual, montaña, maillot, verde, por equipos... Todas esas clasificaciones finales que lucen y suman en el podio final.

El ciclismo ha perdido la loca aventura solitaria de quien se iba desde la salida en busca de protagonismo. Si todo salía bien, el aventurero se ganaba la atención de todos durante una jornada. Pasados los días, encontrabas con dificultad aquel dorsal entre los 20 primeros. Al final de la carrera estaba ya a dos horas del primero. Anquetil o Merckx ganaban sin apenas esfuerzo en comparación con el derroche físico que necesitaban hacer otros ciclistas, algunos muy cercanos: Bahamontes o el Tarangu, que en el Giro o el Tour aparecían entre los grandes llenos de barro, reventados. Sus victorias eran gestas. Todos sabían su papel en el equipo, en el pelotón. Había, ayer y hoy, especialistas y gregarios. Todos son necesarios. El ciclismo profesional es un esfuerzo solidario, compartido. Las mejores escuadras tienen actualmente de todo, hasta hotel rodante. Un líder y un conjunto que le lleva hasta el último puerto, hasta los últimos kilómetros. Luego para rematar la jugada está la figura del grupo.

El fútbol siempre está necesitado de jugadores que resuelven la papeleta cuando toca. Tanto en Champions como en Segunda. Messi luce el maillot de líder del pelotón futbolístico mundial, para gloria del Barça. Ahora mismo en Segunda, un tal Machís es el amarillo más destacado, y por partida doble: juega en el Cádiz y marca tantos decisivos. Un líder. Llegó en el mercado invernal. En el momento oportuno para meterse en la escapada buena para el ascenso. ¿Tiene el Sporting una figura que marque la diferencia para alcanzar esa meta?

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