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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

El arte de vivir al día

La derrota en Mallorca ha demostrado que el rey iba desnudo

Vivir al día es un arte, tanto como hacerlo de la educación de los demás sin acabar con alguna parte del cuerpo llena de cardenales. En el fútbol esto no es otra cosa que el viejo cantar del "partido a partido" que ha desempolvado el "cholismo" y que sirve para justificarlo todo y llenar los espacios entre pregunta y pregunta incómoda con algo que no sean silencios. En el caso del Sporting la derrota en Mallorca ha demostrado que el rey iba desnudo, pero se le perdonaba todo porque lo del resultadismo funcionaba. Pero ahora que ya no se gana todo se ha venido abajo. Y eso que las matemáticas aún acompañan, pero son pocos los que creen que este año haya milagro.

Lo peor es que el descreimiento no es exclusivo del entorno. Dentro ya se empieza a dar por acabada la temporada. Al margen de los sollozos de Mariño y Babin tras el varapalo en Son Moix, que se pueden entender como una doble despedida (del play-off y del club), el desánimo ya habita en las zonas acristaladas y enmoquetadas. Lo que está por ver es si tras el desánimo llegará el análisis de por qué, otra vez ¡oh señor!, el Sporting no alcanza el objetivo marcado por la entidad, por el coste del proyecto, por la afición, por el peso del escudo y de la historia...

Puede que haya peligro de que el fuego amigo regrese a la planta noble por eso de "mejor tú que yo" que decían en "La chaqueta metálica" tras la muerte de un compañero del pelotón. Ya se sabe que si la masa se enfurece igual al jefe indio le da por sacar el tomahawk y cobrarse alguna cabellera. El buen rollo no es eterno, da igual que uno sea el más chulo del barrio o el yerno perfecto. Si corre la sangre se habrán acabado las explicaciones técnico-tácticas en una tablet al descanso de los partidos y las hojas de Excel con miles de jugadores de treinta Ligas serán historia. Ni José Alberto, el entrenador fichado por la grada, tiene asegurado el puesto si el futuro cercano sigue torciéndose.

Es lo que tiene vivir al día y de tratar de curar un carcinoma a base de agua con limón: al primer imprevisto llega el derrumbe. Y más en el Sporting, donde sigue sin funcionar lo que tiene que funcionar en un club deportivo. Otro año perdido, con ingresos de Segunda para un club de Primera, y con equipos en la élite haciéndose fuertes como el Leganés, Getafe o Eibar que no hace mucho eran clásicos en Segunda B.

Pero es lo que hay. Que pase el siguiente, y que sigan pasando a ver si algún día suena la flauta, que aquí la filosofía es la de vivir al día, lo que en el cosmos rojiblanco ya es todo un arte. Y si además en los bancos siguen fiando al personal y dando créditos y la Liga adelanta mensualidades de "la paguina" de la televisión, nadie va a perder el sueño.

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