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Vitoria será buen examen

Hay equipo para comerse el mundo. Con esta sensación y este convencimiento, el madridismo se las prometía muy felices hasta que llegó el minuto 80 en su partido de Champions ante el PSG. Ahí apareció el toque letal del relampagueante Mbappe para confirmar lo que ya venía amenazando desde el primer minuto del encuentro, que su sobresaliente estado de forma podía dar un disgusto a los blancos en cualquier instante. Daba igual que hasta ese momento el Madrid hubiera desplegado el mejor fútbol de la temporada, o que la sorprendente alineación de Zidane hubiera sido un acierto (Marcelo e Isco, apuestas arriesgadas e imprevistas). El resultado quedaba pendiente de un hilo, y este se rompía con el 2-2.

¿Y qué? Este equipo, diría el seguidor blanco, está como un queso afinado hasta la excelencia y el futuro es nuestro, que si intercambiáramos porteros con el PSG no le dejan embarcar en la vuelta por exceso de equipaje de goles.

Nos sobró, continuaría, juntar en la misma banda a Bale y Marcelo (una autopista para los galos) y, qué barbaridad, mandar al banco al gran descubrimiento de esta temporada: Valverde. El mejor con diferencia (y permiso de Karim) del firmamento de estrellas que pisó el césped del Bernabéu, entre las que habrá que seguir contando a Neymar Jr. por su abultado caché (dinero que se le paga a un artista) pero que poco puso en escena, fuera de forma o desganado.

Pues eso, que Valverde es la joya que más reluce en este momento de la temporada y que su reemplazo llevó en cuatro minutos a la igualada del partido. ¿Tendrá Zidane otro ataque de entrenador y le dará descanso en Mendizorroza? Con los genios nunca se sabe, pero a buen seguro que el recuerdo del revolcón de la pasada temporada inyectará sensatez en el planteamiento del francés. Vitoria será un buen examen para valorar las expectativas reales de este deslumbrante Madrid de Champions. Empate aparte.

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