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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Puntos de dolor

La victoria rojiblanca ante la Ponferradina no tapa las carencias del Sporting ni su fútbol rácano

El Sporting ha convertido la que se suponía que iba a ser una temporada ilusionante gracias al talento de Mareo repatriado en una oda al aburrimiento, al fútbol rácano. José Alberto no encuentra la fórmula. Y eso que ya ha utilizado todas la variantes del libro de tácticas que reparten el primer día en la escuela de entrenadores. Ahora la apuesta es recuperar el patadón pa` arriba en busca de los centímetros de Pablo Pérez y a esperar a ver si sucede algo. Y lo que sucede es que, suma y sigue, el Sporting llegó ayer a superar los 460 minutos sin ver puerta.

Con estos ingredientes no es de extrañar que El Molinón se haya convertido para los rivales en una especie de centro de relax y descanso: un par de carreras para romper a sudar y puntos al zurrón para subir la autoestima. Los visitantes saben que aguantando pueden cantar bingo en cualquier momento. En esas estaba ayer la Ponferradina hasta que un chispazo de Djuka, que sigue marcando lo imposible y dejando para otros lo probable, logró que el sportinguismo volviera a esbozar una media sonrisa, pero poco más. El gol del serbio permitió al Sporting volver a ganar y alejarse del precipicio, que con media temporada consumida es el principal objetivo a corto plazo. Los gijoneses también deberían mandarle unos bombones a Yuri, que ayer las tuvo de todas las formas y colores para demostrar que hay días que mejor no salir de la cama. La Ponferradina mereció más por oportunidades y fútbol. Por momentos los de Bolo parecieron un conjunto de muchos quilates. Pero sin gol, no hay risas. Y si no, que se lo digan al Sporting.

Rota la mala racha, queda por ver si los tres puntos de ayer servirán para cambiar la dinámica y, sobre todo, la imagen de un equipo al que le falta de casi todo. Las sensaciones, con victoria o sin ella, continúan siendo pésimas. Y bien lo sabe la grada, que prácticamente despidió al equipo con más pitos que aplausos, guardándose el enfado y la preocupación para sus adentros. La Mareona no se fía conocedora de los antecedentes de un Sporting que está abonado a las malas noticias. La penúltima, la lesión de Manu García. Ya se verá cuánto tiempo estará el "16" en la enfermería y cómo afectará a la racanería futbolística de los de JA. Por delante, dos partidos para cerrar la primera vuelta y un 2019 gris que no arreglan ni los tres puntos de dolor de ayer.

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