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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

Un serbio en la dársena

Llega Djukic mandoble en mano avisando: nada de salir de cañas con los futbolistas. Raya trazada en el suelo. Usted ahí y yo aquí, que la cosa es seria. Tan serio como el discurso que promete: uno para todos, nada de andar combayeando con el entorno, el vestuario y la casina de cristal. Pan es pan, y vino es vino, aunque acabe siendo vinagre, y de la mala.

Triunfador en La Coruña, donde pasó a la historia por pedirse aquel penalti que tuvieron que tirar las estrellas de aquel Dépor de Lendoiro en el que nunca se supo (ni se sabe) quién mandaba en la sombra y quién ponía el huevo para traer a tanto campeón del mundo, no le debe ser ajeno cómo se las gastan en los puertos de mar como Gijón. De momento, la primera arenga suena como un torpedo a la línea de flotación del entrenador que un día fue del pueblo. También que ha sido permeable a lo que le han susurrado desde el consejo: en estos tiempos de decepción en El Molinón lo de la mano dura atrae al personal. A falta de fútbol y goles algo hay que poner en el escaparate.

¿Será que lo que en su día se vendió como unidad calcárea del vestuario rojiblanco con su antecesor era en realidad una bola de plastilina? Efectivamente, va a ser que sí, que lo de prietas las filas para otros. Así que de entrada, látigo, y no a lo "50 sombras de Grey". De esta forma, además de tratar de convencer al sportinguismo de que hay tiempo para todo (signo de la cruz por lo que pueda pasar) la primera misión de Djukic será la de volver a embarcar a aquellos que en su día decidieron quedarse en la dársena reclinados en una cómoda hamaca con un "Sex on the beach" bien cargado para asistir a cómo el barco rojiblanco no salía ni del puerto. La primera escala con el nuevo capitán será en Zaragoza. Djukic debería ir cruzando los dedos para no estrenarse con sorpasso azul. Pero antes, al serbio le toca poner orden en la dársena. Hoy empieza su etapa en Gijón con el sportinguismo soñando con que este nuevo trayecto lleve a "próxima estación, esperanza" y no acabe en "Desengaño 21". Pero todos tranquilos, el plan que acaba en Z sigue activado. La trituradora rojiblanca todavía tiene batería.

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