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Alberto Menéndez

Peligro ofensivo y defensivo

El Real Oviedo creó ayer mucho peligro ante la portería del Albacete, pero lo malo es que a la vez sus defensores también propiciaron demasiada incertidumbre ante su propio guardameta, Lunin, que se mostró sereno y acertado en todas las ocasiones en las que le pusieron a prueba tanto los de Ramis como sus propios compañeros. Menos mal que los jugadores manchegos no son precisamente los más avispados de la categoría ante la portería contraria porque las facilidades dadas, una vez más, por la retaguardia azul podrían haber dado al traste con el destacado despliegue ofensivo del equipo que dirige Javi Rozada.

En partidos como el de ayer, ante equipos que están en la parte baja de la clasificación, hablar de buen o mal juego es secundario; lo que cuentan son los tres puntos. Y esos los logró con justicia el Oviedo ante el Albacete en el Carlos Tartiere, con lagunas defensivas incluidas. Los azules se mostraron en conjunto muy superiores a su rival. Y hasta desperdiciaron un penalti con 0-0 en el marcador.

El Oviedo controló totalmente al Albacete en el primer tiempo, tanto como para poder haberse ido al vestuario en el descanso con al menos dos goles de ventaja. Cierto es que los manchegos cometieron más errores que los asturianos en estos primeros 45 minutos, pero también lo es que los jugadores azules volvieron a cometer fallos y, sobre todo, uno de ellos realmente inexplicable.

El claro penalti en el que incurrió Christian Fernández al filo del descanso no tiene ninguna justificación. Lo malo es que viene a unirse a faltas y más faltas innecesarias del defensa cántabro partido tras partido, infracciones que lo único que sirven, en la mayoría de las ocasiones, es para descentrar no solo al propio protagonista de estas acciones inútiles, sino también a muchos de sus compañeros. Ayer, por ejemplo, tras la torpeza de Christian Fernández una protesta de Ibra acabó costándole al doble goleador de ayer una tarjeta amarilla. Pero es que hubo varias jugadas desafortunadas más de la zaga azul, y no de un solo jugador, que dejaron una muy mala sensación a la afición. Es de esperar que con las nuevas incorporaciones Rozada logre recomponer adecuada y definitivamente el entramado defensivo del equipo, que, en parte, también pasa por el centro del campo.

Con la llegada del nuevo portero, Lunin, parece que el Oviedo ha puesto fin a una de sus carencias. Al menos, esa es la primera impresión. El joven guardameta cedido por el Real Madrid ha respondido con solvencia hasta el momento, excepto, quizás, en la jugada que le costó al equipo el segundo gol en Almería. Ayer, incluso paró un penalti en primera instancia, aunque finalmente el Albacete consiguió marcar tras aprovechar Pedro Sánchez el rechace del portero azul.

Es evidente que el Oviedo ha ganado consistencia con la llegada de otro de los refuerzos de este invierno, Luismi, como también lo ha hecho con el regreso tras su lesión de Saúl Berjón, quien, a pesar de no haber recuperado aún su mejor forma, ha vuelto a ser la referencia azul en ataque, con asistencias que facilitan mucho la labor a sus compañeros a la hora de encarar la portería contraria. Y si no que se lo pregunten a Ibra, o a Tejera, autores ayer de los tantos del Oviedo, y que han recogido el testigo goleador de Ortuño en los últimos encuentros.

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