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Antonio Rico

Fútbol es fútbol

Antonio Rico

Buenas noticias para Galeno

Sobre la acumulación de lesiones de Dembélé y Bale

En la antigua Roma, los gladiadores constituían la élite de los atletas de la época, aunque a nuestros oídos contemporáneos puede sonar un poco raro eso de que los gladiadores eran atletas. Pero así lo dice la historiadora Violet Moller en su fascinante ensayo "La ruta del conocimiento", y así debemos entender el oficio de gladiador y la huella de Roma en el fútbol: desde los campos de fútbol considerados como "anfiteatros" (o la tradición de llamar "coliseo" a un estadio mítico) al retórico recurso de los comentaristas al oficio de gladiador cuando los futbolistas saltan al terreno de juego y los aficionados aplauden y silban. Pero hay más. La lesión de Ousmane Dembélé (me refiero a su ultimísima lesión, no a cualquiera de las trescientas veintisiete lesiones, o así, que el futbolista francés ha sufrido desde que llegó al Barça) nos permite imaginar a Dembélé tirado en el suelo con el patetismo del "Galo moribundo", la conmovedora estatua de mármol conservada en los Museos Capitolinos de Roma que a veces se ha interpretado como un gladiador herido y, además, obliga a los aficionados a seguir las huellas de todo un Galeno. Porque, vamos a ver, ¿qué demonios es el tendón proximal del bíceps femoral? ¿Y por qué demonios se rompe?

Violet Mollet sostiene que Galeno de Pérgamo, el famoso médico que vivió entre los siglos II y III y que llegó a ser médico del emperador Marco Aurelio, aprendió muchas cosas acerca del funcionamiento de los nervios y los músculos tratando las heridas de los gladiadores, una experiencia práctica que le resultó muy útil para convertirse en una autoridad en anatomía. Galeno desarrolló en Roma una nueva técnica de sutura del tejido muscular profundo y creó terapias innovadoras para el tratamiento de las lesiones, y en todo ello fue crucial su trabajo con los sufridos gladiadores que, como es lógico, ofrecían la posibilidad de estudiar en vivo y en directo los entresijos del cuerpo humano (hay que recordar que en Roma la disección de cadáveres estaba prohibida por ley). ¿No somos los futboleros unos nuevos Galenos? ¿Acaso no aprendemos mucho de anatomía humana siguiendo las lesiones de nuestros futbolistas, en especial de los muy lesionables como Dembélé? ¿Qué sabíamos hasta ahora del tendón proximal del bíceps femoral? Nada. ¿Y del isquion de la cadera o de la distinción entre tendón proximal y tendón distal? Nada de nada. Pero, como Galeno hacía con las lesiones de los gladiadores, los futboleros nos enteramos del funcionamiento de la carrocería humana interesándonos por futbolistas como Dembélé. No es necesario diseccionar cuerpos humanos. Basta con seguir la carrera (es un decir) de Dembélé para obtener el título oficioso de Galeno futbolístico.

Otra cuestión es por qué Dembélé se lesiona tantísimo. Que un gladiador sufra docenas de heridas en su carrera es tan lógico como que un entrenador pierda pelo o gane canas mientras ocupa el banquillo de un equipo tan colosal como el Real Madrid o el Barça (prepárate, Setién). Pero que un futbolista de élite se lesione y se vuelva a lesionar es un misterio que ni el mismo Galeno entendería. Bale, Dembélé? ¿Qué os pasa? ¿Por qué sois un chollo para los aprendices de Galeno y una tortura para vuestros equipos? He aquí la primera ley de la medicina futbolera: la relación entre las lesiones de un futbolista y el conocimiento de los aficionados de los detalles de la anatomía humana es directamente proporcional a las jornadas sin jugar de ese futbolista. Dicho de otra manera, cuanto más aprendemos de músculos y tendones gracias a un futbolista, más partidos se pierde por lesión ese futbolista. ¿Hemos aprendido mucho gracias a Dembélé? Sí. Malas noticias para Dembélé y para el Barça. Buenas noticias para Galeno.

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