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Fútbol, futbolistas y pandemia

Sobre la situación del sector ante el parón de las competiciones

Estos días, entre otros, se plantea el debate sobre las consecuencias de la pandemia en el mundo del fútbol y, sobre todo, en el fútbol profesional. Unos exigen que aparque las cuestiones económicas, ya que lo importante es la salud de las personas. Otros critican a los futbolistas profesionales, por su posicionamiento, ante los expedientes de regulación de empleo que las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) y clubes pueden plantear.

Al mismo tiempo, se vuelve al tema manido del dinero que mueve el fútbol y los salarios que perciben los jugadores, para criticarlo. Me llama la atención el planteamiento de que el fútbol profesional ha de aparcar las cuestiones económicas, al ser lo más importante la salud de las personas, ya que no encuentro incompatibilidad alguna entre ambas cuestiones. Alguno, en clave electoral, apela a la salud de los futbolistas.

No será buen gestor el que no se preocupe en buscar soluciones al presupuesto, que se ve tocado por la paralización de las competiciones, ya que ello conlleva una merma de ingresos económicos provenientes del contrato de televisión, publicidad y otros. Se habla de que el fútbol profesional ve peligrar el contrato de televisión, con lo que se reducen sus ingresos, por este concepto, en torno a los 600 millones de euros.

El presupuesto se conformó en base a unos ingresos que llevaron a una estructura de gasto que ahora se tambalea. Tales presupuestos, con el plan de control económico que impuso La Liga, tienen un alto grado de realismo en cuanto a la relación de ingresos y gastos.

El fútbol profesional no es ajeno a la incertidumbre que se vive en todos los sectores económicos y, por ello, ha de buscar soluciones, trabajando sobre las mismas y considerando todos los escenarios posibles.

Por ejemplo, los medios de comunicación relacionados con el deporte, y más en concreto con el fútbol, si se mantiene en el tiempo la falta de competiciones es evidente que sus programas y publicaciones se resentirán, en cuanto a audiencia y difusión, llevando ello consigo, entre otras cuestiones, a una reformulación en cuanto a los ingresos por publicidad que, a su vez, puede repercutir en los puestos de trabajo.

Defender la salud y gestionar la economía es compatible y ha de serlo, desde la responsabilidad. El fútbol es un deporte que genera negocio y, por ello, no estoy de acuerdo con la frase de que " el fútbol no es deporte, es negocio". No se puede olvidar que para generar el negocio del fútbol ha de haber unos futbolistas con una preparación física y mental que den un espectáculo futbolístico que engancha al espectador y, a partir, de ahí se organiza el negocio.

Lógicamente, en todo este proceso son piezas fundamentales los gestores del fútbol, a los efectos de ensamblar todas las piezas que han de generar el mejor negocio posible. No está de más recordar que el negocio que genera el fútbol, aparte de los puestos directos, propicia un número importante de puestos indirectos.

Como consecuencia de que los gestores han de buscar soluciones a la nueva situación, se plantea la posibilidad de presentar Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y, entonces, arrecian las críticas a los jugadores con las afirmaciones, tan manidas, de que con el dinero que ganan ya podían ser generosos y aceptar la rebaja de sus sueldos.

Entiendo que se olvida que los futbolistas son trabajadores por cuenta ajena y, como tales, tienen sus derechos, por ejemplo, a percibir la prestación de desempleo, y sus obligaciones, por ejemplo a pagar los impuestos y cotizar a la Seguridad Social, y, por ello, es lógico que defiendan sus intereses económicos ya de forma individual o a través del sindicato de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) u otros, siendo esto válido tanto para Messi como para el jugador que perciba el salario más bajo.

Pienso que cuando se habla del futbolista en relación a lo que puede percibir, se toma como referencia los jugadores de alto nivel, cuando la realidad es que a ese grupo pertenecen la minoría. Desde la experiencia que tengo sobre negociación con jugadores profesionales de fútbol y trabajadores de otros ámbitos laborales, puedo afirmar que los comportamientos, con las peculiaridades propias de cada una de las actividades, se mueven de igual manera.

Resulta lógico que los jugadores defiendan sus intereses económicos y, por ello, es lícito que busquen fórmulas a fin de que las condiciones económicas sean razonables, en relación a las circunstancias económicas excepcionales por las que están pasando las SAD. y los clubes.

Es curioso que habiendo como hay, en otros ámbitos del mundo de la contratación laboral y en otros deportes, personas que tienen unos contratos importantes, muy superiores a la mayoría de los jugadores de fútbol, no se les exija la misma "generosidad".

No habrá duda de que los futbolistas y, en general, el mundo del fútbol, ante la situación actual, tienen los mismos sentimientos y preocupación que la mayoría de los ciudadanos y, por ello, se leen noticias de acciones de solidaridad llevadas a cabo.

Es evidente que, en las circunstancias actuales, es conveniente no caer en el populismo y la demagogia, ya que se puede caer en la contradicción. En Arabia Saudí, los derechos humanos, en concreto los de las mujeres, son ignorados y, sin embargo, la Supercopa de España se jugó allí, por un importante criterio económico.

Estas son las reflexiones de un abogado de pueblo, Vegadeo, sin acritud, como decía aquel.

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