Intentar sacar adelante un Sella "descafeinado" no es la mejor opción. Según van las cosas con el asunto del covid-19 y todas las incertidumbres que rodean al panorama turístico, en mi opinión lo mejor sería suspender la 84ª edición del Descenso Internacional del Sella hasta agosto del próximo año 2021. Duele en el alma, pero la Fiesta de las Piraguas de Asturias no merece reducirse a un Mini-Sella, con todo el respeto para el Trofeo de Promoción que cada verano se disputa en aguas de la Ría del Sella, en Ribadesella.

El Descenso del Sella es mucho más que una prueba deportiva; es el pistoletazo de salida que marca la temporada estival en buena parte del Principado de Asturias, la de mayor afluencia de visitantes. Además, es el gran referente internacional del Paraíso Natural y la competición de descenso de ríos más prestigiosa del mundo. Hablar del Sella es hacerlo de un evento que transciende todo tipo de fronteras, reputado y reconocido. Por ello, más vale dejarlo un año en suspenso, antes que desprestigiarlo.

Aplaudo que el Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (Codis) agote todas las posibilidades que baraja, cuando restan dos meses. Entiendo y comprendo el arduo trabajo que desarrollan. Pero, ante una situación un tanto rocambolesca, la "madre de todas las regatas", como dicen los palistas argentinos, no se merece ser sometida a experimentos extravagantes o con escaso recorrido. El Sella no debe padecer incongruencias, sino todo lo contrario. Sólo basta mirar de reojo a Tokio-2020, aplazando la cumbre olímpica al 2021.

Para nada trato de convencer a quienes dedican muchas horas de su tiempo a hilar fino para sacar adelante la prueba. Tienen todo mi respeto y admiración. Faltaría más. Sólo pretendo hacer ver que no tiene sentido celebrar una Fiesta de las Piraguas de Asturias en una situación de tanto recelo y preocupación. ¿Se imaginan un Sella con escasa participación de palistas y con una merma importante de público por cuestiones de seguridad y emergencia sanitaria? Perdonen, yo no lo veo, sobremanera después del gran avance logrado en la última edición, cosechando rotundo éxito de ambiente y, por supuesto, nivel competitivo.

Ahora bien, guste o no, la última palabra la tiene el comité rganizador que preside Juan Manuel Feliz. Solo ellos se embarcarán en esa novedosa aventura. Quizás les llueven las críticas desde todos los ángulos por lo que podría considerarse como un atrevimiento: organizar un Sella, digamos, en mínimos. Quien avisa no es traidor. Tanto desde la FIC como desde la Europea e incluso desde la Federación Española se han suspendido o aplazado infinidad de prueba de diversa índole. Y la mejor decisión que podrían adoptar en el Codis más pronto que tarde es la suspensión definitiva hasta 2021.

El Sella es mucho Sella, hoy y siempre. ¡¡Vivan Les Piragües!!