El Sporting lleva toda la competición a una victoria de algo: a una victoria de alejarse del descenso, a una victoria de asentarse en la zona tranquila, a una victoria de empezar a soñar... Estos días, tras el partido ante el Lugo, toca estar a una victoria del play-off. Aunque también se podría decir que el equipo está a una victoria de asegurar la permanencia, que en Segunda tradicionalmente se sitúa por encima de los 50 puntos. El caso es que hay que ganar otra vez y luego ya se verá. A seguir tirando, que es la expresión que mejor recoge la esencia de esta temporada y de unas cuantas de atrás.
Lo mejor del encuentro de ayer, donde el Sporting demostró ser bastante mejor que el rival y el rival demostró que está tercero por la cola, es que se puso fin, de un plumazo, al runrún que se había empezado a escuchar en torno al rendimiento del plantel como local en un estadio sin aficionados, tras la penosa imagen ofrecida en el derbi. No eran pocos los que ya especulaban con que El Molinón estaba llamado a ser el lugar de la categoría donde más se iba a notar la pérdida del factor campo por culpa de tener que jugar a puerta cerrada. Como también son bastantes los que aseguran que los jugadores no habrían tenido hace una semana la desfachatez de cuajar un partido como el que cuajaron si en la grada hubieran estado presentes al menos cinco seguidores con bufanda dándoles voces. Teorías hay para todos los gustos. Y en esto del fútbol más que en ninguna otra "disciplina".
En lo puramente deportivo, fue gratificante comprobar que Nacho Méndez es capaz de emerger tanto de mediapunta como de pivote, su posición ayer. El luanquín se ha convertido en el "jugador Guadiana" tras la vuelta de la Liga, alternando notables partidos, como el disputado en Alcorcón, con actuaciones para el olvido. Tiene muchas papeletas para llegar a ser un referente del sportinguismo agradecido del siglo XXI, en el caso de que algún día logre una mayor regularidad y teniendo en cuenta que dispone de la calidad exigible. Cuando está a un nivel alto, es imposible que el equipo no crezca en aportaciones ofensivas.
Djukic tiene motivos para la alegría con el canterano, aunque el serbio no parece muy contento, en general, a tenor de las declaraciones que realizó tras el encuentro, mostrándose quejoso con la "falta de positividad" que envuelve al equipo y como queriendo referirse a alguien sin citarlo. Paciencia y a seguir tirando.
