La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Antonio Rico

FÚTBOL ES FÚTBOL

Antonio Rico

Pompeyo y el precio del pan

El fracaso de quedar segundo en una Liga de dos

Quedar segundo en una Liga de dos (y la Liga española es, ahora mismo, una Liga que solo pueden ganar dos equipos) es un fracaso a la altura del desastre con el que termina la maravillosa película "Zorba, el griego", pero con mucha menos épica. Alexis Zorba baila el s irtaki con Basil y, entre risas, le pregunta si alguna vez ha visto un desastre más esplendoroso. El segundo puesto del Barça es un fracaso y un desastre, pero ni el optimista Zorba se atrevería a abrir los brazos bajo el cielo del Mediterráneo y maravillarse ante el hundimiento de un proyecto que nació para navegar en la Liga con la arrogancia con la que el general Patton se enfrentaba a sus enemigos. No hay nada espléndido en el desastre del Barça post-confinamiento, nada heroico, nada glorioso, nada poético. Un equipo como el Barça tiene que ser grande hasta en la derrota, como Alexis Zorba. Pero el Barça ha elegido la mediocridad, las puyas en las ruedas de prensa entre jugadores, directivos y equipo técnico, las teorías conspiranoicas protagonizadas por el VAR, la traición a una estética que era una ética, la busca y captura de un culpable al que poder quemar en la hoguera y el mosqueo enfurruñado con Messi porque el jugador argentino no ha ganado él solito los partidos que había que ganar. En otras palabras, ha vuelto el viejo Barça.

Y como el viejo Barça ya está aquí y la afición culé está de uñas, la solución será la de siempre. Hay que encontrar un Pompeyo. Cuando en los tiempos de la Roma republicana se decidió acabar con la plaga de la piratería en el Mediterráneo, el senado decidió entregar el mando a Pompeyo, que dispuso de 500 naves y miles de soldados. Se dice que los romanos estaban tan seguros de que Pompeyo iba a acabar con los piratas que el precio del pan bajó de inmediato. ¿Qué era, en realidad, lo importante? ¿Las 500 naves y los miles de soldados, o que todas esas naves y soldados estuvieran bajo el mando de un tipo como Pompeyo? Para los senadores, puede que las naves y los soldados. Para la plebe, sin ninguna duda, Pompeyo. Fue el general quien hizo que bajara el pan, no las 500 naves. ¿Qué necesita el Barça para luchar con la piratería en el Mediterráneo? Necesita 500 naves que presenten batalla con contundencia y agilidad, naves rápidas y bien pertrechadas, hermosas, fiables, imponentes y con hambre. Pero, en verdad, lo que el Barça buscará a toda prisa será un Pompeyo porque lo importante es ganar partidos, pero lo urgente es que baje el pan.

¿Quién será el Pompeyo del Barça? En otras circunstancias, podría decirse que un Lautaro, un Mbappé o incluso un Neymar dispuesto a recuperar el tiempo y el prestigio perdido. Pero después de un final de Liga que avergonzaría a Alexis Zorba, y tras varias temporadas de fichajes carísimos y con la misma influencia en el juego del Barça que la que tendría un profesor de ética kantiana en el plató de "Sálvame", creo que el único Pompeyo que puede hacer que baje el precio del pan en el Camp Nou es Xavi. Ni siquiera Kluivert, o Laurent Blanc. El Barça de baloncesto, después de perder una Liga que todos daban por ganada cuando el Madrid no se clasificó para semifinales, hizo algo parecido cuando agradeció los servicios prestados a Pesic y fichó a Jasikevicius. Inmediatamente, bajó el precio del pan el Palau. Este Barça que es incapaz de ganar en el Camp Nou a un Osasuna con diez jugadores y que pierde una mini-Liga con el Real Madrid en la que partía con dos puntos de ventaja necesita algo más que a un jugador como Neymar. Necesita a Pompeyo. Neymar puede ofrecer ilusión, pero en tiempos de crisis lo más importante es controlar el precio del pan. Y eso solo lo pueden hacer Pompeyo y Xavi. O Zidane, como bien entendió Florentino Pérez cuando los piratas estaban a las puertas del Bernabéu.

Compartir el artículo

stats