Mariño no ve al Sporting entre los candidatos al ascenso. El capitán rebaja los objetivos que la entidad debería tener por historia. Puro pragmatismo gallego: una cosa es a lo que obligan los lejanos años dorados, y otra la realidad que impone lo ocurrido anteayer. El resultado de la ecuación es bien conocido por todos. Esto no impide que la ilusión y la exigencia de la afición vayan por otro camino, aunque en los últimos tiempos el desánimo y el "esto es lo que hay, amigos" sean predominantes. Para saber cómo está ahora mismo la moral hay que esperar a que se conozca la encuesta más fiable: la que mostrará cómo ha ido la campaña de abonados. Se sabrá, siempre y cuando los datos se hagan públicos, cuál ha sido el porcentaje de los socios que perdonaron el dinero de los partidos no disfrutados por culpa del virus a cambio del abono gratis en caso de ascenso. A día de hoy, lo único que se sabe es que Mariño no lo ve. Tampoco los responsables de la sub-21, que han dejado en tierra a todos los candidatos sportinguistas. Hasta que el coronavirus lo complicó todo, Manu García había sido uno de los fijos en la Rojita, pero... La irregularidad del curso rojiblanco afectó a todos, no solo al ánimo de la parroquia. El fútbol profesional anda escaso de gigas de memoria: las actuaciones estelares de la primera vuelta quedan lejos, muy lejos, y salirse del foco tiene consecuencias. A Manu, Pedro Díaz o Nacho Méndez les queda por delante toda una temporada para demostrar que tienen derecho a un lugar privilegiado en el escaparate. Y como al final haya alguien que haga caso a la AFE y acepte una Liga de 26, van a tener partidos de sobra para lucirse. Aunque seguro que Mariño tampoco lo ve. No todo vale para salvar al soldado Dépor-Abanca.