El primer verano poscovid en el universo rojiblanco prosigue sin novedad en el potaje. Nadie sale, nadie entra. La ronda de partidos amistosos de pretemporada que el Sporting inició ayer -al margen del jugado frente a un equipo compuesto por los de la casa- ante la Ponferradina sirve para romper a sudar y poco más. Los que el club quiere que hagan las maletas siguen sin captar el mensaje. Nadie tiene prisa en abandonar la cómoda burbuja gijonesa en la que se vive tan bien. Tampoco se puede reprochar que en estos tiempos inciertos haya quien opte por conservar lo que tiene, aunque sepa que está en la lista de descartes. Complicada papeleta para Javi Rico, dedicado hasta ahora a dar forma a su equipo técnico. Se avecinan tiempos complicados. Por el horizonte ya resopla un nuevo recorte salarial. Ya hay equipos metidos en harina y no parece que el Sporting se vaya a librar de la tijera. Hay que cuadrar números y esperar a que lo muchachos no opongan mucha resistencia. Aquí entrará en juego el liderazgo y la capacidad de negociación de los cuellos blancos de la zona abuhardillada de Mareo. El perfil negociador en la primera ventana tras la salida de Torrecilla también va a ser importante de cara a los traspasos. A Manu García ya le rondan y al club no le gusta que se sepa por eso del qué dirán en plena campaña de abonados. Ya lo cantaba Evaristo hace treinta años: "Ellos dicen mierda y nosotros amén". Pues eso, pero siempre con "m" de mercado.
