Salta a la polémica el cambio del calendario escolar. La pretensión es incluir más periodos vacacionales, añadiendo uno en noviembre uno y otro en mayo a los actuales de navidades, carnaval y Semana Santa. Así funciona el curso escolar en otros países del norte de Europa, si bien allí las clases suelen empezar a finales de agosto en vez de a mediados de septiembre. En una consideración pedagógica global puede resultar más acompasado. Elementos a valorar son el clima y el turismo, Asturias en verano se parece más a Europa en clima templado, pero más al resto de España en ambiente y promoción turístico. El norte de Europa es más fresco, ¿se imagen empezar las clases en Andalucía en Agosto, con 40 grados de temperatura? Otro debate es la recuperación de la competencia de Educación por parte del Estado central. Quizás el debate deba ser en plural y no en singular, o sea como deben distribuirse las competencias entre el gobierno central y los autonómicos en su gestión. Entre 17 reinos de Taifas educativos y la vuelta al centralismo educativo de tiempos pasados, la solución debe estar en la regulación y coordinación de la enseñanza por parte del gobierno central, con un Estatuto docente nacional. Ese debe ser el verdadero sentido del Estado de las autonomías: acercar la administración al administrado, para un gobierno más flexible y eficaz, no excusa para duplicar burocracia y chiringuitos o colocar amiguetes como asesores a sueldo, caldo de cultivo de la adulación, la corrupción y la ineficiencia.
Un aspecto sobre calendario escolar de carácter más particular, la premura con que termina el curso en 2.º de Bachillerato (antiguo COU), para adaptarse a las fechas de la PAU (selectividad universitaria), exámenes que ahora tienen lugar a principios de junio y en segunda opción para quienes suspendieron a principios de julio -antes las pruebas extraordinarias sucedían en septiembre-. Se cambia el objetivo de aprender por el de superar tipos de pruebas redundantes. Sucede que el curso termina a primeros de mayo por trámites y plazos excesivos con lo cual, sobre todo los años en que la Semana Santa cae en abril, el tercer trimestre no queda sino reducido a la mínima expresión y de hecho a "unimestre", o sea solo un mes, para rematar deprisa y corriendo, para la celebración de las pruebas de acceso universitario, cuando ahora ya muchas carreras de Grado tienen déficit de alumnado en vez de exceso. Por cierto, ¿en qué fechas tendrán lugar las anunciadas reválidas para Secundaria? Cuyo objetivo académico es volver a validar lo que ya está validado, dicho al hilo del asunto. En otro orden cosas, nada se comenta en cambio sobre el impulso y mejora de la Formación Profesional, en una región como Asturias donde mantenemos cerca de 100.000 desempleados, con casi un 50% de jóvenes en paro o con empleo precario, más allá de los cursillo para parados, de cuyo control y eficacia para la inserción laboral no parecemos tener datos satisfactorios contrastados. Aunque ahora en campaña los partidos se llenarán la boca de retórica.
En el ámbito de las ciencias sociales el principal cambio a partir del curso próximo 2015/16 es el aumento de una hora lectiva en 3º ESO, pero no para los contenidos específicos de Geografía e Historia, pues se enfocará a los contenidos de Educación para la Ciudadanía. Hay una circunstancia curiosa que nadie ha abordado, la repetición de materia en 4º de la ESO, donde se estudia Historia universal contemporánea y lo mismo otra vez en 1º de Bachillerato al curso siguiente, donde se vuelve a ver la revoluciones liberales, revoluciones industriales... En cuanto al debate sobre el reparto horario de las asignaturas es imposible llueva a gusto de todos, pues para cada cual su materia es importante, y aumentar el horario de una implica aumentar el horario global o disminuir el de otras materias. Esto primero es lo que se hará finalmente en 1º de Bachillerato, pasando de 30 a 31 horas lectivas semanales para mantener la hora de Tutoría. Si bien dificultará el horario escolar, hasta ahora distribuido en 6 periodos los 5 días de la semana de lunes a viernes. Queda por abordar el uso fácil y cotidiano de las nuevas tecnologías en el aula, de momento reducido a la iniciativa de cada centro o profesor, falta desarrollar aplicaciones, textos y audiovisuales específicos, para sacar rendimiento, y que se conviertan en una ayuda para facilitar el aprendizaje en vez de un trabajo añadido y fuente de líos o burocracia, Al cabo los horarios y los medios deben adaptarse a las personas, no las personas a los horarios y los medios, ni luchas partidistas.
