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Profesor de Geografía e Historia

Regeneración

Entre Blatter, comediantes, partidos de fútbol y partidos políticos

La dimisión de Blatter como presidente de la FIFA cuatro días después -literalmente- de haber sido reelegido para el cargo sin aportar dato alguno nuevo sobre su decisión nos desnuda lo irracional de su elección, democrática pero absurda. Aduce la necesidad de una reestructuración del organismo que dirige el fútbol mundial, pero ese argumento valía igual hace 4 días, cuando se empeñó en perpetuarse en el cargo. Las personas actuando en grupo también se pueden equivocar como las personas actuando individualmente. Absurdo por reelegir a un señor con 79 años de edad para dirigir un organismo mundial, absurdo por reelegirlo por quinta vez, y sobre todo absurdo por reelegirlo con sus directivos acusados y detenidos por graves casos de corrupción, adjudicación de sedes de campeonatos mundiales y amaño de partidos de fútbol de selecciones a cambio de suculentos sobornos. Si bien hay que respetar el resultado democrático de la votación aunque no nos guste y esperar 4 años para rectificar, o en su caso ir al juzgado si hay pruebas de su ilegalidad, la situación grotesca nos revela dos conclusiones claras. La primera es la perversidad de reelegir reiteradamente a los mismos en sus cargos públicos, convirtiendo las instituciones o sociedades en cortijos y clanes mafiosos. Y la segunda, la capacidad de la gente de votar irracionalmente. Ahora bien, la democracia tiene una grandeza frente a la dictadura, si somos libres para equivocarnos, también somos libres para rectificar en la siguiente elección.

Sin llegar al extremo de la república romana, donde el ejecutivo era colegiado y anual, con dos cónsules distintos cada ejercicio para evitar el abuso del poder, lo que conllevaba inestabilidad y dio paso al Imperio, la "polí-tica", cosa del conjunto, no debe ser "mono-lítica", cosa de una sola persona o de un clan. Aunque piensa el ladrón que todos son de su condición, dura poco la alegría en casa de los corruptos en sociedades democráticas. Más cerca, en Madrid y Asturias, tenemos otros dos casos de personajes que no han sabido retirarse a tiempo: Esperanza Aguirre y Álvarez-Cascos. Después de anunciar su retirada de la política, vuelven por considerarse imprescindibles. En el caso de la candidata madrileña, tras haber protagonizado un incidente pintoresco, huyendo de la policía municipal cuando le retiene para imponerla una multa de tráfico, se presenta para ser alcaldesa de Madrid, y por tanto dirigente de la policía municipal, ¿con qué ejemplaridad y autoridad moral? En el caso del político asturiano, jefe orgánico de los tesoreros del PP implicados en la financiación irregular del partido y los sobresueldos, diciendo que todo lo hacía para regenerar la democracia, por Asturias y para salvar Asturias aunque su piso de verano de un millón de euros lo tenía en Santander, y el caso es que durante el año de su mandato en Asturias el paro regional pasó de 85.000 a 105.000 desempleados. Veremos si Foro y UPyD son capaces de reconstruir su alternativa, y demostrar que son algo más que el partido de Cascos y el partido de Rosa Díez.

En efecto, ¿qué sentido tiene el partido de Fulano, sin Fulano? Así pasó con el CDS, a pesar de llegar a tener más del 10% de los votos nacionales, no superó ser el partido de Adolfo Suárez para convertirse en el Centro Democrático y Social, dejando el papel de cuarto partido nacional a los chantajes nacionalistas. Un partido necesita líderes y portavoces, pero sobre todo programas. Partido quiere decir "partidarios de", pero la perversión surge cuando no se es partidario de una alternativa, ideología o programa con propuestas , sino solo partidarios de Fulano o partidario de sí mismo, con frecuencia partidarios de adular a alguien para que les nombre a dedo para un cargo, confundiendo el medio con el fin. El partido o grupo político, siendo la política la organización y el gobierno de la sociedad, es el medio para reformar las cosas y mejorarlas, pues actuando individualmente iríamos de quijotes por la vida, siendo el objetivo la felicidad personal y el progreso social, degenera a convertirse en un fin en sí mismo, se trata de mandar y boicotear, aunque no se sepa para qué. Esto lo entendieron los norteamericanos, que proclaman en su Declaración el objetivo del gobierno la defensa de la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, o sea la igualdad de oportunidades; en la medida que el objetivo del gobierno o los cargos sea imponer la igualdad de resultados o sus trampas, estaremos de hecho ante una política contraproducente, pues la igualdad de resultados o la tiranía solo puede conseguirse igualando por abajo y boicoteando el mérito, es decir estancando o violando la libertad y el progreso, aunque vayan de "progres" o "regeneradores".

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