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Fogueres y más fogueres

La tradición se institucionalizó en los años veinte, con protagonismo infantil y con el ánimo de que cada barrio plantara "la mejor y la más guapa" lumbre

Con seguridad entre todo el calendario festivo local no hay ninguna otra fecha con tantas raíces paganas como la noche de San Juan. Coincidente con el día con más horas de luz solar la ancestral celebración se cristianizó como San Juan, lo mismo que seis meses más tarde se hizo coincidir al día con menos horas de luz con la Navidad. Fiesta de luz y de fuego, la de San Juan, con hogueras, con danzas y saltos. Noche mágica de adoración al fuego.

Las hogueras que se encienden justo cuando comienza el día que recuerda al discípulo más amado, tienen carácter festivo y popular desde hace muchos años. Si hablamos de hogueras, de fogueres en Asturias, digamos "controladas" por las autoridades municipales, la más antigua es la de Mieres; desde hace bastante más de un siglo. En Gijón la primera noticia que tenemos es de 1912 cuando el periódico local "El Principado" habla de que un niño de diez años, Luis Villoria, se había quemado, y había sido atendido por ello en la Casa de Socorro. En la noche de San Juan, al saltar una hoguera en la calle de Álvarez Garaya.

A partir de ahí, y luego durante la década de 1920, ya se institucionalizó el que cada barrio montara y prendiera fuego a su foguera para ser "la mejor de Gijón, la más guapa". Casi siempre con los niños como protagonistas. Ellos conseguían la madera y otros objetos combustibles para la foguera; a veces, como vemos en "El Noroeste" del 23 de junio de 1923, "robando la madera que tenían almacenada para otros fines en la fábrica de conservas de don Manuel Álvarez y don José Pérez Cofino". Hablamos en este caso de Cimavilla, pero también hacían hogueras el personal joven de Tremañes, de El Carmen? En ese mismo 1923 se estrenó en el teatro Jovellanos (en el lugar donde hoy está la Biblioteca Pública) un sainete obra del gijonés Agustín de la Villa. "Una noche de San Juan" era el título, y entre "el hermosísimo decorado pintado a mano hay una escena con la típica foguera de San Juan".

Durante los años de la república la fiesta declinó un poco. El diario "El Noroeste" en 1933 hablaba de "fiesta en decadencia" y comentaba que tal vez habría fogueres ese año pero "en los barrios extremos como El Natahoyo con foguera, orquesta, gramola y baile y la elección de Miss Puente". Lo de Miss Puente hacía referencia a la elección de la chica más guapa del Puente, la zona de El Natahoyo que situaríamos en la calle de Mariano Pola frente a lo que luego fue Naval Gijón. Se trataba en El Natahoyo, como en otros barrios, de presumir de tener la mejor foguera y también la chica más guapa, que luego podía aspirar a ser la más guapa de Gijón. Por ejemplo en la noche de San Juan de 1935, junto a la hoguera, Marujina García Palacio ("belleza trigueña, graciosa y rostro agraciado") fue elegida Miss Ceares, y a final de mes ya fue Miss Gijón 1935.

Tras la Guerra Civil la primera noticia que tenemos de la foguera de San Juan, en el año 1945, es debida al Grupo de Cultura Covadonga. Fundado seis años antes, el Grupo organizó en sus instalaciones de La Arena ("para socios, familiares e invitados") la foguera de San Juan de 1945, "amenizada con música de swing, la que trae la orquesta Continental procedente de la sala Casablanca de Madrid". A partir de 1950 la costumbre de la foguera de San Juan se generalizó otra vez en los barrios de Gijón, y el Ayuntamiento incluso organizaba un concurso con premios en metálico. Es curioso que en esas décadas de 1950 y 1960 la prensa siempre oficializaba el término "fogueres", en asturiano. Además de los citados barrios montaban su particular foguera, con música, vino y sidra, El Llano, El Frontón, Portuarios, la casas de Gijón Fabril, El Muselín, El Coto, Pumarín, La Tejerona? y varios más.

La historia reciente de la hoguera de San Juan, de la foguera de San Xuan, comienza con la llegada de los ayuntamientos democráticos a partir de abril de 1979. Desde entonces ya forma parte del programa oficial de festejos veraniegos, y de hecho los abre. Recordemos también que la bendición de las aguas del Cantábrico desde el Campo Valdés, que a partir de 1971 es el 29 de junio, San Pedro, tenía lugar durante muchos años antes el día de San Juan.

Para terminar hacemos mención a otras hogueras que hacían los gremios gijoneses hacia mitad del siglo XIX, pero sin relación con San Juan. Los maestros en el gremio de cantería celebraban Los Remedios, en septiembre, con una hoguera, "también con voladores tirados por personal inteligente y responsable", todo ello en la plaza del Marqués. En la misma época, hacia 1850, los zapateros de obra prima (los zapateros que realizaban el calzado nuevo, no los remendones) prendían hogueras, "frente a la casa del señor marqués y en el Campo Valdés", dos veces al año: con motivo de Nuestra Señora de la Consolación, en agosto, y el 25 de octubre por su patrón San Crispín.

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