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Arco Atlántico

Un arranque de festival desafortunado

Los actos inaugurales tienen un carácter especial, destacan en el programa y suelen marcar una línea por la que discurrirán las actividades en los días sucesivos. Si aplicamos esta lógica al recital que el pasado viernes sirvió para abrir esta edición del Festival Arco Atlántico el resultado es el desconcierto. No se trata de la calidad de las dos formaciones que se dieron cita en el escenario de la Plaza Mayor, tanto el coro femenino "Aurum" (vinculado al "León de Oro") como la "Big Band del Conservatorio de Gijón" han demostrado en numerosas ocasiones su solvencia y su profesionalidad, sino más bien de quien tuvo la feliz idea de unirlos (o enfrentarlos, según se mire) en un mismo concierto.

Coro y Big Band compartieron escenario, pero a lo largo de la hora que duró el espectáculo sonaron juntos en contadas ocasiones, a veces más bien de forma anecdótica. Empezó "Aurum", con una serie de temas asturianos entre los que sonaron pasajes de "Ayer vite na fonte" o el "xiringüelu". El tratamiento de estas piezas fue novedoso, arriesgado, como acostumbra a hacer esta formación: disonancias, superposiciones de texturas vocales, toda una serie de recursos difíciles de manejar y que la coral controló a la perfección, pero que desconcertó a más de uno entre el público. Por otro lado, la amplificación de una plaza Mayor no parece el mejor auditorio para apreciar los matices de los arreglos de estas piezas.

La Big Band aguantó esta actuación estoicamente en el escenario, como un espectador más, y cuando las "Aurum" se retiraron tomaron el testigo para estirar el "Arco Atlántico" musical hasta EE.UU., con un repertorio de clásicos del jazz y del swing. Nada que ver con Asturias ni con Portugal (país protagonista en esta edición), tampoco con las "naciones celtas" o con el interceltismo; nada que ver con el Arco Atlántico, en definitiva. Lo más Atlántico de la tarde venía del cielo en forma de orbayu, lo que daba a toda la escena un tono apagado, anodino, incluso triste. "Aurum" volvió al escenario, y por fin escuchamos alguna pieza conjunta, pero las dos formaciones cuentan con un carácter muy marcado y sus lenguajes están demasiado alejados como para poder converger de forma espontánea. El resultado fue bizarro, pero quizás representativo del popurrí de actividades que en los próximos días se celebran bajo el paraguas de un Arco Atlántico que, de tanto tensarse para acoger propuestas puede terminar por romperse.

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