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Un reloj de sol

Un paseo por el Gijón que mira al astro rey para marcar las horas

-Hijo, baja a la calle y mira qué hora es por el cuadrante de sol.

-Madre, ¿cómo lo voy a ver si es de noche?

-Anda, bobo, ya te alumbro yo desde la ventana.

Chiste en el diario gijonés "El Principado", 8 de noviembre de 1912

Pasa desapercibido porque rara vez, paseando, solemos mirar hacia lo alto. Estamos en el barrio del Carmen, esquina de las calles Blanca de los Ríos con Salustio Regueral, a la altura de la primera planta. Un reloj de sol incrustado en la fachada nos señala durante muchos años la hora solar, y la señala porque tiene en perfectas condiciones su gnomon, la varilla que arroja su sombra sobre las marcas horarias.

Prisma rectangular, de piedra, mirando al sur, con la marca XII en el centro de la arista inferior. Hacia la derecha desde la marca I hasta la V, y en la izquierda desde la VI a la XI. Con señales, por cierto, también para las medias horas. Se observan dos bases laterales, donde también se podía ver la hora durante todo el día, pero ambos laterales sin varilla en la actualidad. En uno de esos laterales las marcas horarias están en números romanos, en el otro con numeración arábiga.

La calle de Salustio Regueral se llamó, no casualmente, hasta el año 1897 calle del Cuadrante. Recordamos que "cuadrante de sol" es otro nombre de estos relojes, y "reloj solar trazado en un plano" es la tercera de las acepciones de la palabra "cuadrante" según el Diccionario de la Lengua Española.

Esa calle rotulada como de Salustio Regueral (en realidad dedicada a Salustio González Regueral, un ingeniero asturiano fallecido en el año 1892 cuando era senador) está en una zona muy antigua de la ciudad -antes fue el arrabal de La Rueda y ahora barrio del Carmen- y la vía no tuvo ningún otro nombre anterior a ese del Cuadrante. Desde que ese barrio es tal (sirviendo como unión entre el ensanche jovellanista y zonas como la Estación del Ferrocarril de Langreo y El Humedal) hasta el año 1897, la calle se llamó del Cuadrante. Por tanto el reloj en cuestión debe ser muy antiguo y evidentemente debió ser muy significativo en el barrio, hasta el punto de dar nombre a una calle, y a una calle no secundaria. ¿Fecha en que fue colocado ese reloj de sol? La desconocemos.

Pero desconocemos más cosas. Por ejemplo, si antes de estar donde ahora lo vemos estuvo colocado en otro lugar de la misma calle. Lo cierto es que el edificio donde está el reloj de sol -como decimos incrustado en una esquina- es, tal como lo conocemos ahora, producto de una reforma llevada a cabo por el afamado arquitecto Miguel García de la Cruz (Instituto de Puericultura, Pescadería Municipal, Casas Baratas en El Coto?) en el año 1925. En el expediente número 491 de ese año, conservado en el Archivo Municipal de Gijón, vemos diversos planos y memorias, y que el propietario entonces era Basilio Fernández González. La reforma en ese 1925 consistió en aumentar la casa en dos pisos y colocar miradores. Pero no aparece en el expediente referencia alguna al reloj de sol; y en los planos anteriores a la reforma, en la casa antigua, tampoco.

En el bajo de la casa donde está el reloj de sol estuvo hasta la Guerra Civil el "acreditado restaurante La Selva", que se anunciaba en la prensa con "comedores independientes". Estaban decorados, esos comedores, con unas pinturas murales de Evaristo Valle. Se conserva el recuerdo de alguna de esas pinturas gracias a unas fotografías realizadas por Constantino Suárez.

En Gijón vemos, paseando, varios relojes de sol más. Por ejemplo, en el suelo del paseo del Muro, en El Rinconín, con marcas en números romanos. En él quien da sombra, quien hace de varilla, de gnomon, es cualquiera de nosotros si nos subimos en un pedestal allí colocado.

En Somió, en la calle del profesor Pérez Pimentel número 118, entre la iglesia de San Julián y La Pondala, vemos otro reloj en la fachada de la llamada, no casualmente, Casa del Cuadrante. Y muy cerca, en una esquina de la misma fachada de la iglesia de San Julián, hay otro reloj de sol colocado en el año 2004. Aunque la iglesia, como sabemos obra de Juan Manuel del Busto González, fue inaugurada en el año 1933. Un tercer reloj de sol en Somió está en los jardines de la Fundación Evaristo Valle, en el suelo, apoyado en cuatro pequeños elefantes. Lleva la firma del muy conocido artesano-ceramista sevillano, Manuel García-Montalván. Los tres relojes de Somió funcionan, marcan exactamente la hora solar.

Hay otro en la fachada del moderno edificio de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano, en la carretera Carbonera. Un reloj de sol moderno porque el edificio es del año 2003 con Juan González Moriyón como arquitecto. El último reloj de sol del que tenemos noticia está en la fachada de la Escuela Superior de Marina Civil, en Viesques, y al lado figura el nombre de su autor: Juan Manuel Vega Granda.

Pero nuestro preferido sigue siendo el del Carmen: céntrico, antiguo, vigilante, puntual, desapercibido, de origen (para nosotros) desconocido? Muy útil cuando las angostas calles de El Carmen, entre el puerto pesquero y carbonero y el ferrocarril de Langreo, tenía edificios de baja altura. Cuando en la zona daba el sol, cuando en Gijón no había todavía relojes mecánicos públicos.

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