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Pablo González

Portavoz del Grupo municipal Popular

Pablo González

Movilidad, la clave es la libertad

El coche es la "bestia negra" del progresismo de salón

Es sencillísimo gobernar desde el dogma, dictar normas diciéndole a los demás lo que tienen o no tienen que hacer, pero por muy buenas que sean las intenciones, gobernar así, de espaldas a las necesidades de los ciudadanos, tiene un nombre: tiranía. Llevamos meses escuchando las ideas felices que alumbra el Foro de la Movilidad sobre cómo debemos desplazarnos los gijoneses, disertando sobre la velocidad máxima, sobre los vehículos que no debemos usar, sobre las zonas prohibidas para los repartidores, para los transportistas, para las familias, para los motoristas, para los colegios y para los coches, sobre todo para los coches. Que, sin duda, son la nueva "bestia negra" del progresismo de salón.

La verdad es que un ciudadano normal, de esos que se levantan todos los días para trabajar y mantener a su familia, lee todas esas teorías con estupor y cierto hartazgo, porque percibe que detrás de los discursos demagógicos, aparentemente bienintencionados, existen intereses particulares, egos insatisfechos o dinero público (es decir, dinero privado que el gobierno ha cobrado vía impuestos). Y no me extraña, porque casi todas las grandes propuestas básicamente se centran en forzar o imponer un cambio importante en la vida de las personas.

Para el Partido Popular existen tres puntos clave en todo este "culebrón de la movilidad". El primero, el ciudadano; el segundo, el gobierno local, y el tercero (desgraciadamente), el Foro de la Movilidad. Todo ello asumiendo que es necesario darle prioridad a la persona y eliminar la saturación (cuando exista) de vehículos en las ciudades.

En relación con el ciudadano, no podemos considerarlo un ente individual desconectado del mundo. Hoy en día, afortunadamente, las personas tenemos necesidades básicas que han de ser cubiertas por vehículos de transporte individual, pensemos en nuestros mayores, en niños, en familiares con problemas de movilidad, y en cómo necesitamos recogerlos en sus casas con nuestros coches particulares, a diario y cada vez más, en una ciudad envejecida y donde los hijos no suelen vivir con sus padres mayores. Y todo esto sin hablar de desplazamientos a colegios, guarderías, farmacias de guardia, médicos de urgencia o un sinfín de gestiones que necesariamente se hacen a diario y no se pueden encasillar en un transporte público planificado, o resolver en bicicleta o caminando.

En relación con el gobierno, decirle que ha fracasado estrepitosamente en su labor. Por la curiosa costumbre que tiene de "no gobernar", ha dejado que todo tipo de mensajes lleguen a la opinión pública generando alarma o indignación, sin liderar nada, escondido detrás de consultores externos o asambleas de ideólogos.

Y, por último, el Foro de la Movilidad, del que todos sus miembros nos merecen el máximo respeto, pero no así las ideas que disparan contra la población. Les diremos que no se dejen utilizar, que antes de proponer nada se informen del coste de la propuesta, no vaya a ser que no exista dinero para pagarla; del número de personas a las que afecta, no vaya a ser que por arreglar algo rompamos todo lo demás, y de la verdadera intención del gobierno, no vaya a ser que los esté utilizando para ganar tiempo y seguir a lo suyo, no gobernar.

En definitiva, propongamos medidas que incentiven sanas costumbres de movilidad, que fomenten el uso de vehículos menos contaminantes y que eliminen la saturación de tráfico rodado, pero que todas ellas sean compatibles con las necesidades de las personas y su libertad de elegir. Optemos por incentivar y no por prohibir.

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