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Berlanga

Una de fútbol mundialista, de cambios de Gobierno, de gente de la Casa Real que va a la cárcel y de la playa de Gijón

Empezó el Mundial y, ¡ay!, cómo recuerdo al genial Eduardo Galeano, y coño, esti país no deja de dar de qué hablar. Florentino, que no pudo hacerse con Iberdrola, dejó a "la roja" sin seleccionador (con ese vasco, de perfil bajo, sí pudo) y mientras, el nuevo Gobierno cabalga en minoría, Rajoy vuelve su trabajo (ya podía copiar el que hablaba tejano, catalán en la intimidad y que con armas en Irak aparte, conquistó la Isla de Perejil), Urdangarín ingresa en el talego y Zaplana allí está, y aun quedan casos sangrantes -los ERE también- por ser condenados como se merecen. Es lo que hay, no duelen prendas, pero aquí seguimos.

Hablando de "aquí", Cristina Coto también lo deja, a medias, y acusa a Cascos de dictador. Nada nuevo bajo el sol. En fin, la playa estaba desierta, y el mar no baña tu piel. Así estamos, ya en pleno verano, con mentiras, falsas verdades, y media docena de surfistas para dar colorido a la bahía. Un gran amigo, poeta y artista él, sugiere una concentración, no orquestada por ningún colectivo oportunista, silenciosa, en la Plaza Mayor.

Qué duda cabe que los que aquí vivimos no comulgamos con ruedas de molino, por mucho que algunos, como "la bien pagá", intenten minimizar la catástrofe de la playa de San Lorenzo. Como tantos otros que somos legión, yo no pienso ni mojar la dea.

Como diría Dioni Viña, " Fonso, a éstos, a todos, hay que escorrelos". Bien es verdad que aun nos queda ¡Manolo el del bombo!

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