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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Lo festivo y lo feo

Festivales que comienzan en la villa y munícipes que se empeñan en perder el tiempo

Llega el tiempo de la "Semana negra", que va por su trigésimo primera edición. Este año, la mascota "Rufo" se ha convertido en "Rufa". No es la primera vez que tal cosa sucede, sino la segunda. Esperemos que el tiempo acompañe y que las casetas con libros sean muy visitadas. Los bares y los puestos de comida ya sabemos que lo serán. Habrá que desear suerte a los organizadores en su difícil cometido y que, por fin, una vez solucionados los últimos flecos, se logre la estabilización financiera de un festival que se ha convertido en santo y seña del verano local y provincial. El festival quiso nacer inocente y paradójicamente blanco, pero al haberlo hecho con el visto bueno de la corporación municipal de hace una treintena larga de años, no tardó ni un segundo en convertirse en materia de controversia y todavía sigue, según los años, con mayor o menor virulencia. Deseamos que todo camine por la senda de la tranquilidad y el éxito.

Vamos con algo feo. No se puede decir que las conversaciones para proponer una moción de censura que sacara de su sillón de alcaldesa a la cirujana Moriyón hayan saltado por los aires porque nunca fue cosa seria o verosímil: sin peligro de explosión, no hay bomba que valga. Lo que nunca se podrá comprender son las razones por las que, en las condiciones políticas que se dan en el consistorio local de esta pizpireta villa marinera, al concejal comunista Aurelio le haya dado por meterse en tal berenjenal. Hasta el concejal popular Pablo jugó a profeta y ya nos advirtió a todos que de moción, nanay; y encima aportó la razón: los de Podemos están muy cómodos, están mangoneando como quieren con las marionetas moriyonistas de pantalla. Lo que nos queda es saber si ya se da por terminada la partida o los señores concejales nos obsequiarán con algunas manitas más para tener alguna que otra línea que rellenar.

De momento, la ciudad sigue en estado cataléptico, como la bella durmiente, realizando tan sólo las funciones básicas para garantizar su supervivencia. Únicamente si echamos mano de la frivolidad se puede entender la iniciativa de la IU gijonesa, como si la política fuera un juego en el que casi todo vale. Que lo hagan personas mayores, hechas y derechas, llama la atención y dice poco de la calidad media de nuestra corporación, puesto que no sólo el grupo proponente ha perdido tiempo en la cosa, sino que, por diversas causas otras dos formaciones, se supone que de la izquierda, se la han tomado en serio o, al menos, lo han fingido, como si fuera lo más normal del mundo. Contemplar una reunión de esas en las que cada uno va a soltar su monólogo, con caras circunspectas, como si se lo creyeran, es uno de los espectáculos más deplorables y desoladores de los que produce la actividad política. Mira tú que no hay cosas enjundiosas a las que darles vueltas en intento de encontrar solución y lo pierden en un baldío juego de poder. En fin, una pena.

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