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Crítica / Música

Juan Vásquez revive en Gijón

La obra del compositor renacentista protagoniza la segunda jornada del Festival de Música Antigua

En Gijón ya se respira música antigua. Un año más, y van veintiuno, la ciudad consagra una semana del mes de julio a este repertorio musical. Conciertos, cursos, talleres, conferencias? el festival busca llegar a todo tipo de públicos con una programación variada y que apuesta por una vocación didáctica sin renunciar a la calidad de grandes figuras y agrupaciones que se reúnen estos días en la ciudad. Es el caso de "Los afectos diversos", formación de música renacentista dirigida por el gijonés Nacho Rodríguez que últimamente está cosechando importantes premios por su calidad interpretativa y su labor en la difusión de la música española. El lunes abarrotaron el patio del Antiguo Instituto para presentar "Si no os hubiera mirado" (2016), una grabación que recoge la obra del compositor pacense Juan Vásquez, una de las grandes figuras del renacimiento musical.

Como cada año, en los conciertos del festival nos acompaña el calor, y los abanicos forman parte de la banda sonora antes de arrancar los conciertos. El calor y la humedad también obligan a ajustar la afinación de instrumentos con cuerdas de tripa, que suelen abundar en estos recitales. Todo esto sucedía el lunes minutos antes de las ocho de la tarde, pero cuando la música empezó a fluir nada importaba, y la atmósfera que se creó resultó mágica, ultraterrena, dominada por los versos de "Si no os hubiera mirado", en la voz de la soprano Cristina Teijeiro. Era la carta de presentación de un recital extenso que contó con más de veinte piezas presentadas brevemente y de forma didáctica por Nacho Rodríguez.

La música de Juan Vásquez es un claro exponente de su época; las palabras mandan, y rigen no sólo el tono de cada pieza, sino también la prosodia y el discurso de cada una de ellas. Es una obra de mediados del siglo XVI en la que se respira el largo trayecto que la música tuvo que realizar desde el "ars nova" para convertirse en un lenguaje con entidad propia a finales del siglo XVII. Por esta razón era importante explicar al público el afecto de cada composición; amores, desamores, celos, nostalgia, melancolía, y hasta relaciones incestuosas, todo tiene cabida en la obra del compositor pacense y aparece con un lenguaje musical de concepción horizontal en el que predomina el equilibrio entre voces, el cuidado efectivo de las disonancias y los finales de frase bien preparados.

Hubo piezas a solo, a dúo y de conjunto, pero en todos los casos predominó el orden y la mesura. Los cantantes mostraron una técnica depurada para lograr coloraturas tímbricas adecuadas al repertorio y juegos de agógica y dinámica que imprimieran fuerza emotiva a los textos. El contratenor Luis Toscano cosechó las grandes ovaciones de la tarde con números a solo como "Quien me otorgase" o "Si me llaman, a mí llaman", pero si algo hay que destacar es el buen entendimiento de los músicos como conjunto, como quedó claro a lo largo de toda la tarde con piezas especialmente emotivas, como "¿Qué razón podeys tener?". Fue un concierto de gran calidad, en la línea a la que nos tiene acostumbrados el festival desde hace un año.

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