Hemos vivido una nueva Semana Grande y como siempre el lema ha sido disfrutar y olvidar los problemas de toda índole que nos aquejan, cosa que cumplimos a rajatabla. Para conseguirlo tuvimos una gran ayuda porque hubo actividades para todos los gustos, todos los bolsillos y además muy diversos.

Hemos celebrado la feria taurina y a pesar de la cantidad de gente que está en contra hay también mucha gente a favor. Lo de las corridas es un rito, los aficionados ya se reúnen por la mañana, comen juntos y después se van a tomar sus vinos para comentar con pasión las hazañas de sus toreros. Yo no voy nunca, no soy partidaria y no me gustan en absoluto, pero no pienso hacer nada en contra.

La Feria de Muestras sigue boyante como otro de los acontecimientos multitudinarios veraniegos. Además el Ayuntamiento pone a disposición de los visitantes varios autobuses lanzadera colocados en lugares estratégicos de la ciudad para facilitar los trayectos al recinto ferial. Idea magnífica para no tener que llevar los coches. Este año como siempre es un éxito, todos los días miles de visitantes cruzan sus puertas. Se visitan los stands, es un éxito la exposición del pabellón Masaveu, como no podía ser menos. También se visitan los puestos de las sartenes y de los últimos gadgets para la cocina y el hogar. Varias paradas para tomar un vinín, una sidrina, luego muchos comen allí para seguir viendo cosas después. Todos salimos con nuestras bolsitas y yo con un montón porque todo se me antoja: los pendientes, los collares, los bolsos y acabo desmelenado, agotado y exhausto. Se termina con el sándwich o el bocadillo de calamares y felices para casa.

El Botánico ocupa un lugar importante en los veranos gijoneses. Los conciertos de la semana grande son interesantes, baratos y en un recinto cómodo y bonito. Caminas hasta él rodeado de follaje, iluminado por luces de colores que te parece estar en el paraíso. Asistí al concierto de "Plana Mayor", el grupo de Felipe del Campo y Micky, el de los Tonys. Fantástico, habría cuatro personas menores de sesenta años, los demás de mi edad y condición, encantados de habernos conocido y de encontrarnos y de recordar las viejas canciones de nuestra juventud. Cantamos a voz en grito, algunos bailamos un poco. Nos reímos con Micky que sigue siendo un showman muy divertido y que le queremos porque lleva viniendo a Gijón toda la vida y la quiere casi tanto como nosotros. Tuvo gracia porque comentó que era una pena que no estuviera la alcaldesa y resulta que estaba allí. Llegó al final porque estaba haciendo un tour para comprobar si los conciertos patrocinados por el Ayuntamiento cumplían los requisitos y comprobó que había habido un aforo completo y que los asistentes salíamos entusiasmados, saludándonos unos a otros ya que casi todos éramos viejos conocidos. Nuestra Alcaldesa siempre en la brecha, aunque la oposición le eche la culpa de todo y la ponga verde. Pues no y no, al César lo que es de César.

Los conciertos habían comenzado ya en junio, pero en la Semana Grande tiramos la casa por la ventana. En Poniente lo mejor el concierto de Luz Casal y el de Maldita Nerea, yo no puedo ir porque hay que estar todo el tiempo de pie y no lo aguanto. También tuvimos The Original Blues Brothers y La orquesta Assia que me encanta, con un ritmo impresionante. En la plaza Mayor Zenet, los Saxofonistas Salvajes y grupos asturianos organizado por Fee Rega y la participación de No Fuck , Pablo und Destruction y Captains fue estupendo. Se renunció a aquellos conciertos de grandes estrellas con buen criterio porque acababan siendo una ruina para la ciudad.

Durante toda la semana fueron también protagonistas los cachopos y la sidrina. Y como colofón, la noche de los fuegos artificiales. A las 12 de la noche comenzó el espectáculo pirotécnico desde el cerro de Santa Catalina, que se esperaba con gran expectación ya que de gestionarlo se ocupaba una empresa nueva, procedente de la comunidad valenciana, y con enorme experiencia. Durante más de media hora, gijoneses y visitantes quedamos entusiasmados con un enorme derroche de luz y color. Había miles de personas en la playa, en El Muro, en los Jardines de la Reina, en el entorno del puerto deportivo... La gente como en latas de sardinas, pero no les importa. Y tras las fuegos y las verbenas, todos a casa, con el corazón encogido: no sé por qué tanto ruido y tanta luz te llegan al alma.

Desde aquí despido a todos los visitantes que han disfrutado de nuestras fiestas, que el deseo de que vuelvan pronto.