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Implicación de las ONG en la presión migratoria europea

El papel contradictorio de ciertas organizaciones humanitarias

El flujo migratorio irregular resulta un fenómeno que denigra la condición humana, por cuanto individuos sin escrúpulos se benefician del malvivir de otros seres humanos para engañarlos con "cantos de sirena" sobre un mundo mejor; incitándolos en arriesgar sus vidas con peligrosas travesías, a costa de exprimir sus escasos recursos económicos.

Este es el drama padecido por miles de inmigrantes irregulares procedentes de más de 20 países del continente africano que alcanzan las costas de Libia, Argelia y Marruecos para acceder a la Unión Europea, mayormente a través de Italia o España. Estos inmigrantes suelen proceder tanto del cuerno oriental de África (Sudán, Sudán del Sur, Eritrea y Somalia), como del Senegal, Nigeria, Malí, Ghana, Sierra Leona y Gambia.

Así, la cadena de "negreros" del siglo XXI se inicia en el país de origen del emigrante; cuyo gobierno (posiblemente corrupto y disfrazado de talante democrático para seguir en el poder) tolera o alienta flujos migratorios irregulares que le benefician con ciertas "mordidas" del siguiente eslabón de la cadena, las mafias.

Dichas mafias proporcionan el medio de transporte inicial (terrestre o marítimo, en pateras) a precios abusivos y dejan al inmigrante a la deriva en alta mar para que unas ONG les rescaten y transporten a puerto europeo.

Considerando la extensión del Mediterráneo, me pregunto: ¿Cómo es posible que los barcos de ONGs como el "Aquarius o el "Open Arms" salven tantas vidas? ¿Existe un rescate coordinado por tecnología GPS? Pienso que sí.

A su vez, considerando que un barco de rescate en alta mar conlleva un alto coste de mantenimiento para su propietario, pregunto: ¿Cobran las ONG por rescatar personas en alta mar? ¿De quién cobran?

En este sentido, el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, indicó que las ONG se beneficiaban económicamente de dichos rescates, insinuando que les pagaban las mafias. Recientemente, semejante afirmación ha sido ratificada por la periodista Cristina Seguí, al declarar que cierta ONG "trafica con seres humanos, colaborando con mafias como taxistas que los trasladan a Europa donde saldan su deuda trabajando de manteros". Según la periodista, este dato procedía de una fuente fiable: "Frontex" o Agencia Europea de Fronteras.

¿Cómo repercute este flujo migratorio sobre la actual estabilidad de la Unión Europea?

Sin duda, con división entre un sector aislacionista radical, liderado por Italia, Austria y países del "cuarteto de Visegrado" (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) y otro sector más conciliador, donde se encuentra España; aunque nuestro Gobierno haya declarado por televisión que no permitirá una "entrada libre" de inmigrantes irregulares en el territorio nacional, sino que actuará siguiendo una política migratoria consensuada con la UE.

Dicho lo cual, este fenómeno lleva gestándose muchos años; hasta el punto que, en tres de mis artículos previos (LNE, 28-3-2014; 12 y 22-9-2.015), ya temía la fractura entre la UE septentrional y meridional por los flujos migratorios; muy especialmente, tras el Brexit británico (LNE, 21-7-2016).

A su vez, la tensión surgida por la reincidencia del Aquarius en el Mediterráneo agrava la situación. ¿Se puede controlar la incesante oleada de inmigración irregular en la Unión Europea?

Ante todo, para que el reparto de inmigrantes y refugiados resulte una carga uniforme y solidaria, la UE deberá marcar una política migratoria de obligado cumplimiento en los Estados miembros. Hasta ahora, esa política ha sido ineficaz dado que Bruselas toleraba bravuconadas insolidarias de varios países discrepantes, como el llamado cuarteto de Visegrado, contrario a las cuotas de refugiados; generándose el malestar consiguiente en el resto de países que acatan las directrices de Bruselas.

Revisada la hemeroteca, antes de que Austria asumiera en Julio la presidencia de la UE, su Canciller Kurz declaró que debían potenciarse los medios y cometido de "Frontex"; asegurar la ayuda al inmigrante en su país de origen y crear centros de recepción fuera del continente europeo.

Personalmente, consideré acertada la primera medida; ineficaz la segunda (por financiar a regímenes presuntamente corruptos) y disparatada la tercera (por implicar un masivo "efecto llamada" de inmigrantes hacia centros-antesala de Europa que serían costeados por la propia UE). Sin embargo, según el Ministro Salvini, "dichos centros acelerarían la devolución a sus países de origen de quienes no tienen derecho a entrar en Europa" y, para ello, distinguía el refugiado del inmigrante económico.

Tras la última cumbre de la Unión Europea sobre inmigración, celebrada el 29 de junio pasado, se acordó la creación voluntaria de centros de acogida en los países miembros, lo cual resultará un "parche" si dichos países no acatan unánimemente esta resolución.

En España, la tolerante política sobre inmigración del actual Gobierno ha potenciado la actividad de las ONG y fomentado un "efecto llamada" del flujo migratorio irregular. En ese sentido, basta recordar el reciente asalto a la valla de Ceuta, donde se arrojó "cal viva" a varios agentes de la Guardia Civil que intentaban contener la invasión, lo que implica una evidente y censurable agresión a nuestra soberanía nacional.

La solución de este conflicto requiere potenciar el cometido de Frontex, en detrimento del protagonismo de las organizaciones no gubernamentales en el rescate de alta mar; instaurándose una admisión a la Unión Europea limitada por su capacidad de acogida, mediante cuotas para cada país de origen.

Eliminada la vía de "alta mar" como medio para acceder irregularmente a la UE, podría potenciarse el cotidiano tráfico de pateras por el Estrecho de Gibraltar; imponiéndose la desarticulación de la "vía marroquí". Esto representaría otro problema mayúsculo que, considero, no se solucionaría con simples ayudas económicas al gobierno de Marruecos para que pueda mejorar su, actualmente precario, control de fronteras.

En definitiva, el actual flujo migratorio irregular hacia Europa desestabilizará la UE si Bruselas no adopta medidas contundentes. Dado el desafiante protagonismo de varias ONG a la soberanía de los países europeos meridionales, parece prioritario que la UE limite su cometido; al igual que imponga una política migratoria común a sus Estados miembros y que controle los desplantes de ciertos países disidentes.

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