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Psicóloga

Que te vendo corbetas

Hay decisiones que se toman por un bien mayor, aunque no te gusten

A ve, Pablo, que hacía tiempo que no hablábamos, pero esta vez no he podido resistirme. Te he visto el otro día hablando de las famosas corbetas, cuando nos diste la solución que todos estábamos esperando. Porque verás, yo estoy totalmente en desacuerdo con que se vendan armas, pero ni a Arabia ni a Venezuela, pongamos. Para que me entiendas: que yo las armas ni de juguete, y menos a países que masacran, torturan y son dictatoriales, sean árabes o hispanos, que me da lo mismo. Pero claro, yo no estoy en el gobierno, es decir, yo no soy el playmobil de la Moncloa, ese que va de obrero, de running y pantalón corto, de muñeco con mascota, de donante de sangre o de receptor de besamanos, y que te puedes comprar con el set de helicóptero y avión, que van juntos, y por lo tanto no puedo jugar con él. Y entiendo que Pedro tiene que tener una gran responsabilidad que le hace tomar las decisiones que sean, incluso aunque vayan contra su ADN, que es el vender armas. No lo comparto, pero lo entiendo. Se llama, creo, gestión de estado, porque ser presidente de un país, Pablo, no es solo salir en las fotos, (que sí, que Pedro es fotogénico a más no poder), sino también es tomar decisiones que no te gustan en ocasiones, pero que tomas por un bien mayor. Pero claro, Pablo, tú, que aspiras a la presidencia, tienes ideas brillantes y vas más allá. Y como tienes todas las soluciones del mundo, que para eso eres el líder que más titulares brindas, vas y dices que las corbetas se las podemos vender a otros, o que las compre el estado, que por supuesto tiene dinero para dar y tomar. Y, mira, ya puestos, yo tengo una idea genial de la muerte: comprarlas entre todos. Como decía Lola Flores, con una peseta que pusiéramos todos los españoles, se arreglaba lo suyo con Hacienda. Pues nosotros con unos cuantos euros, concretamente 41,67 euritos, nos quedábamos con las corbetas, que he hecho las cuentas. Así que intentar, se puede intentar. Tú proponlo, que puede ser otra de tus genialidades y así, una vez que hayamos puesto el huevo, podemos vendérselas a tu amigo y socio Torra para que defienda las aguas territoriales del país catalán. ¿A que sí? Y si Torra no las quiere, que igual cree que es poco para él porque le interesan más cinco portaaviones, podemos llegar a un acuerdo, Pablo. Te hacemos una rebaja, te las compramos entre todos los españoles (es que tus votantes son menos y tendrían que poner un pastón) y los pones en el estanque de tu casa, para que jueguen tus mellizos. ¿A que es buena idea? Pues eso. Tú sigue con tus salidas, que yo me parto la caja porque junto con Rufián sois de lo mejorcito del club de la comedia. Hala, con Dios (y las corbetas).

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