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Crítica / Música

"West Side Story" cobra vida en el Jovellanos

"Jazz Gijón" echa el cierre con un homenaje a Leonard Bernstein

Es todo un referente de la cultura popular, un musical que sigue sumando versiones y representaciones en las principales ciudades de Occidente. "West Side Story" ha pasado a la historia por actualizar el romance de "Romeo y Julieta" al contexto social del Nueva York latino de mediados de siglo XX, y la versión cinematográfica de Robert Wise por marcar un punto de inflexión en la evolución del cine musical. Es una obra que conjuga géneros musicales, lenguajes y estilos, que mezcla el swing con los ritmos latinos y las baladas románticas. El cóctel perfecto para convertirse en leitmotiv de un proyecto jazzístico, eso debieron pensar Mapi Quintana y Federico Lechner, que el pasado domingo presentaron su versión de la obra en el teatro Jovellanos.

No se trató de una mera ejecución de las canciones del musical, sino de una interpretación en toda regla, llevando cada pieza por caminos distintos y tomando los motivos principales como materia prima con la que desarrollar un nuevo universo en torno al momento dramático en el que aparecen las canciones. "Tonight" sirvió para abrir el telón, una bienvenida llena de contrastes en los cambios de sección y con la voz de Mapi Quintana moviéndose con maestría entre un registro lírico y los requiebros melódicos para jugar con la disonancia, conduciendo la canción por nuevos terrenos armónicos. Pocas voces como la de Mapi pueden adaptarse tan bien y aportar tanta plasticidad a los cortes de "West Side Story"; quedó patente con "Jet song", donde la cantante pasó de la coloratura más amable del musical a la improvisación jazzística del scat, exhibiendo su un amplio registro y gran versatilidad para transitar de los desgarradores agudos a auténticos suelos de graves.

Cada pieza tenía su aire, su clima, su atmósfera; "María" fue puro sentimiento amoroso, que se intensificó en la balada "I love him", interpretada con el único acompañamiento de Federico Lechner al piano y con un magnífico y efectivo manejo de los tiempos y de las pausas dramáticas. El compás de amalgama de "América" marcó el carácter latino de la pieza, mientras que los malos augurios de "A boy like that" fueron evocados por Ander García con un intenso solo inicial de blues al contrabajo, melodías incisivas, disonancias y tensiones constantes que incluso atropellaban el compás. Gran trabajo de Andrés Litwin a la batería poniendo orden ante tanta confusión. La esperanza que transmite "Somewhere" se torna casi en desaliento ante la imposibilidad de la historia de amor entre María y Tony; el "someday" final con el que Mapi apagó la pieza lo dijo todo.

Afortunadamente, quedaba una propia en clave jovial para quitar peso dramático al recital y volver a casa con el karma equilibrado. La imprescindible "I feel pretty" llenó de luz el teatro y sirvió para acabar el concierto por todo lo alto, con la merecida ovación del público.

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