La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Otro paracaidista rumbo a la Alcaldía de Barcelona

La sorprendente y a la vez oscura candidatura del ex primer ministro francés Manuel Valls para dirigir la capital catalana

Hace días se celebró la convocatoria de primarias para designar el candidato del PSOE a la Alcaldía de Gijón en las elecciones municipales del 2019 y se dio la circunstancia de que, prescindiendo de su valía personal, la candidata ganadora -por solo 19 votos- fue cuestionada por sus escasos vínculos previos con la ciudad. Aun así, este paracaidismo político no es comparable con el de Manuel Valls, político francés de origen catalán candidato a la Alcaldía de Barcelona el año próximo.

Personalmente, no recuerdo ningún precedente de algún prestigioso y experimentado político europeo que, posteriormente, decida presentarse como candidato a alcalde de la segunda ciudad de su país vecino. Así, a pesar de que Valls nació casualmente en Barcelona (13-VIII-1962) porque sus padres habían emigrado a Francia por motivos laborales, sus raíces barcelonesas son innegables. En este sentido, su abuelo paterno fundó el diario católico catalán "El Matí" mientras que, en la actualidad, la familia de su hermana reside en la Ciudad Condal.

Analizando su trayectoria política, Valls se afilió al Partido Socialista Francés (PSF) a los 17 años, siendo discípulo de Michel Rocard; estudió en la parisina Universidad de la Sorbona y, en 1982 se naturalizó como ciudadano francés.

En su etapa inicial (2001-2012), Valls fue alcalde de Évry, ciudad satélite de 54.000 habitantes, situada a 35 kilómetros de París y construida por DeGaulle en la década de los sesenta del pasado siglo.

Según Marc Bassets, al tomar posesión de su cargo como alcalde, Valls se encontró con una ciudad salpicada por el paro, aunque logró reactivarla hasta el extremo de que en el año 2008 fuera reelegido con un 70% de votos.

De este modo, se instauró el "vallismo", una mezcla de laicismo republicano con política de "ley y orden" y un perfil social liberal. Actualmente, Évry es una ciudad multicultural donde conviven múltiples nacionalidades.

En el año 2002, Valls accedió como diputado a la Asamblea Nacional de Francia y luego fue Ministro del Interior (2012-2014), así como Primer Ministro francés (2014-2016) bajo la Presidencia de François Hollande.

En diciembre del 2016, Valls se postuló como candidato del PSF a la Presidencia de la República pero perdió las elecciones primarias socialistas ante Benoit Hamon.

Con el tiempo, la línea política de Valls giró hacia la derecha y abandonó el PSF en junio del 2018, incorporándose al grupo parlamentario de la Asamblea Nacional "La República en Marcha", liderado por Macron.

A Valls se le considera ligado a la masonería, iniciándose en la década de 1980 y perteneciendo más de 10 años al Gran Oriente de Francia en su logia de Évry, aunque distanciándose de la misma en 1996.

Finalmente, el 25-IX-2018, Valls anunció su candidatura a la alcaldía de Barcelona en las elecciones municipales de la próxima primavera; con un proyecto que aspira a superar la actual división ciudadana entre unionistas y secesionistas (aunque declarándose beligerante con el independentismo) y que pretende reubicar a Barcelona donde le corresponde, entre las grandes capitales europeas.

Dicho esto, procede preguntarse por las razones que justifican la candidatura de Valls: ¿Acaso se considera políticamente amortizado en la vida pública francesa y ahora pretende lanzarse con paracaídas al otro lado de los Pirineos?

A mi juicio, parece tan insólito el hecho de que Valls se presente a las citadas elecciones municipales como hacerlo con una candidatura independiente, sin estar integrado en un partido político implantado en Catalunya (tal como Ciudadanos, cuyo apoyo a Valls es evidente) y sin una financiación convencional para su campaña electoral.

¿Será otro "falso filántropo" presuntamente masón (como George Soros) quien le instale en el consistorio de la Plaça Sant Jaume, como hizo con Ada Colau? ¿A cambio de qué?

En este sentido, no parece casual que el candidato Valls tenga un pasado vinculado a la masonería. De hecho, ciertas fuentes de internet especulan con la teoría de que Valls desea alcanzar la Alcaldía de Barcelona como antesala para aspirar a otros cargos públicos más relevantes, tal como la Presidencia de la Generalitat. A pesar de la indudable valía política del candidato, considero que se trataría de un aterrizaje político inducido por ciertos poderes fácticos "globalistas" de opacos intereses transnacionales que perjudicarían a Barcelona y, quizás, también a Catalunya.

Inversamente, dada la nefasta gestión municipal realizada por la actual alcaldesa Colau, cualquier candidato barcelonés con una trayectoria y experiencia política mínimamente valorable podría revertir la caótica situación que actualmente sufre Barcelona. Inmersa en una "globalización saturada de manteros" que la despersonaliza y en una inseguridad ciudadana que la desprestigia (sobre todo en zonas concretas como las Ramblas, Barrio Gótico, el Raval o la Barceloneta), se ahuyenta el beneficioso turismo de cruceros para fomentar otro de ínfima calidad instalado en "pisos patera"; mientras que el barcelonés medio intenta sobrevivir en una de las ciudades más caras de España.

En definitiva, la candidatura del renombrado Manuel Valls para la alcaldía de Barcelona pueda aparentar una excelente noticia para la Ciudad Condal. Sin embargo, pienso que si ello conlleva alguna hipoteca contraída con ciertos "poderes fácticos globalistas" del exterior, dispuestos a auspiciarle al cargo para satisfacer exclusivamente a sus propios intereses, este nombramiento implicaría un lastre inasumible para el votante barcelonés.

Compartir el artículo

stats