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Otra vez el Ibex

El poder económico se impone al judicial, como muestra la sentencia sobre el impuesto de las hipotecas

Hace dos años, en noviembre de 2016, con motivo de la abstención del PSOE para facilitar la investidura de Rajoy y el golpe de estado interno de los barones socialistas para desbancar a Pedro Sánchez, publiqué un artículo en este periódico en el que desgranaba una serie de argumentos que me llevaban a afirmar que por encima de nuestra democracia, por encima de nuestros partidos, por encima del pueblo, el poder real reside actualmente en el Ibex, como residió en sus ancestros, que financiaron guerras, revueltas y golpes de estado desde tiempos inmemoriales.

Ahora está meridianamente claro. Una sala del Supremo toma una decisión que beneficia a los clientes de los bancos, los bancos ponen el grito en el cielo, el Ibex acusa la decisión del Supremo poniéndose en rojo, el Supremo tiembla ante las consecuencias económicas de su decisión y dice que bueno que ya veremos que igual se puede revisar, que la jurisprudencia es la jurisprudencia pero tampoco hay que tomar las cosas tan a pecho y pasa lo que tenía que pasar, como diría un amigo mío, marcha atrás y cerdo a la cuadra. El Pleno del Supremo anula la decisión de la sala.

Decía en aquel artículo: "Hemos llegado a una España prefabricada, ficticia, en las que las instituciones no están al servicio de los ciudadanos, una España en la que los políticos han hecho de la política una profesión cómoda y muy rentable que les puede llevar a una buena jubilación si no se salen del camino que marcan los que realmente mandan." "Estamos en manos del capital, de la oligarquía que desde sus despachos pone y quita peones en el gobierno y les dicta lo que tienen que hacer. Esta es nuestra democracia, podemos elegir las marionetas, pero la obra es la establecida y no admite cambios ni improvisaciones".

No ha cambiado nada desde entonces y no va a cambiar mientras no exista una verdadera separación de poderes y no va a haber separación de poderes mientras nos gobierne el Ibex y así se establece un círculo vicioso que hace que entre otras cosas, entre otras muchas cosas, seamos la vergüenza de Europa que de seguir así las cosas va a ir anulando las decisiones del supremo de oficio, según les lleguen, sin necesidad de estudiarlas. ¿Alguien se explica como es posible que no ocurra nada en un tribunal que ve como Europa una y otra vez le tumba sus decisiones? ¿No hay responsables? ¿Hasta donde va a llegar nuestro desprestigio como nación democrática que decimos ser?

Para contrarrestar esta decisión del Alto Tribunal, el Gobierno anuncia medidas para que en el futuro el impuesto que el Supremo carga a los clientes de los bancos sea a cargo de los bancos. Vamos a ver, aclaremos conceptos, los bancos son empresas privadas con ánimo de lucro, de mucho lucro diría yo. Los bancos, cambio de leyes mediante, pagarán el impuesto que les corresponda, pero evidentemente, se lo van a repercutir al cliente en el precio de la hipoteca.

Ya ocurrió con la supresión de la cláusula suelo: los clientes que las tenían quedaron encantados; no quedaron tan contentos los nuevos clientes que pasaron de un diferencial por debajo del 0,50 a otro por encima del 1%. Están en el limbo las reclamaciones de los gastos de las hipotecas que de momento los bancos van toreando a base de dificultarlas, pero que por lo que pueda pasar también han repercutido en las nuevas operaciones.

Ahora, va a ocurrir lo mismo, si el gobierno lleva a cabo su promesa, los bancos subirán otro poco los intereses y dado que el impuesto en cuestión no es el mismo en todas las comunidades, la subida de intereses se hará, seguramente, en base a las mas caras, por si acaso. Y en un país donde el acceso a la vivienda es un derecho constitucional, se pondrá otra piedra en el camino de quienes quieran acceder a ella.Es el Ibex, amigos, y como en los casinos, tenemos muchas opciones para elegir nuestra apuesta, pero al final siempre gana la banca. Se podría nacionalizar la banca, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?

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