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Responsable del área de Feminismos de Podemos Xixón

Una mirada y un giro feminista a la Constitución

Propuestas para avanzar en el objetivo de desmontar discursos y materializar derechos a través de leyes

6 de diciembre, 40 cumpleaños de la Constitución. Nuestra Carta Magna es sobradamente mayor de edad y toca ser franco con ella. Analizar, evaluar y proponer mejoras, en el contexto actual post 8M, han de ser los pilares sobre los que se sostenga el futuro de nuestra democracia si no queremos mantener un viejo papiro caduco e inservible como marco de nuestra convivencia. Las vagas aspiraciones de igualdad recogidas en el artículo 14 "los españoles son iguales ante la ley" no son suficientes al convertirse en papel mojado desde el momento en que el género te coloca bajo un techo de cristal, te asigna un determinado salario, te circunscribe como única responsable de los cuidados o te considera, o no, culpable de una violación. Urge dibujar un nuevo modelo de sociedad donde la vida se sitúe en el centro y los derechos de todas nosotras queden blindados.

Por este motivo, la potente fuerza transformadora del movimiento feminista busca desarticular la férrea estructura familiar patriarcal consagrada como núcleo central de nuestra organización social en el artículo 39 de la Constitución cuando se afirma que "los poderes públicos aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia"; el reconocimiento real del derecho al aborto y no una tibia accesibilidad a los recursos; así como el derecho a un trabajo asalariado y no una tenue mención a la "no discriminación" que no garantiza la igualdad de oportunidades de las mujeres.

La labor incansable del movimiento feminista ha logrado desmontar discursos y abrirse paso en el desarrollo de algunos derechos materializándolos en leyes y propuestas como financiar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, la asunción en la sociedad de la necesidad de la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, entender la necesidad de una ley integral por la protección de la libertad sexual y contra las violencias sexuales, avanzar hacia la universalización de las Escuelas 0-3 años, o recuperar la cotización de las personas cuidadoras.

Por lo tanto, desde el feminismo tenemos que plantearnos la salida a la actual crisis socioeconómica, territorial, de cuidados, ecológica, democrática y judicial que estamos padeciendo y que genera graves y profundos conflictos en nuestras vidas. ¿Cómo? Abriendo un proceso constituyente participativo y plural para (re)pensar los cimientos de nuestra sociedad y los pilares que logren (re)situar la vida de la gente en el centro, resituar a las mujeres y a otras identidades no normativas como sujetos de pleno derecho, alcanzar una igualdad real que nos visibilice y haga efectiva la igualdad de todas las españolas y españoles ante la ley. Una nueva configuración de Estado que sitúe los trabajos de cuidados como su responsabilidad de manera que terminemos con la división sexual del trabajo. Un Estado que nos garantice el derecho a vivir vidas sin violencias machistas, con derechos sexuales y reproductivos. Un Estado que acabe con los privilegios educativos, políticos y fiscales de la Iglesia. Un Estado que camine hacia un modelo que no se base en la un arcaico sistema hereditario.

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