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Tormenta de ideas

Que salgan los Mossos

La errática política del Gobierno de Sánchez a la hora de acometer el problema catalán

La cosa está que arde. Pero que arde de verdad. Me está dando hasta un poco de miedo. No me gusta cómo van las cosas, no entiendo cómo esa gran mayoría silenciosa de Cataluña, la que no quiere separarse, no sale también a la calle de forma masiva para decir basta. Y me deja anonadada el cambio de criterio de nuestro Gobierno, de la noche a la mañana. No lo entiendo. Es decir, el Gobierno está ahí porque los independentistas lo han apoyado, y ahora de repente son conscientes de que lo único que han hecho es dejarles más tiempo para "armarse", para contaminar y para alentar a los violentos para que tomen las calles y las hagan suyas ante la pasividad de la policía del "país catalán".

Ahora, mediante misivas (ya puestos, podían mandar palomas mensajeras) del presidente y varios de sus ministros, instan a Torra a deponer su actitud agresiva contra el estado de derecho. Como si eso le fuera a hacer pupa. Y claro, yo me parto. Pero, a ver ¿de verdad pensaba nuestro Presidente que iban a dialogar con él, cuando lo único que pretenden es la independencia proclamada unilateralmente? Eso parece que lo sabíamos todos menos el Gobierno, que o bien son inocentes o nos toman por tontos. Esta escalada no ha hecho más que empezar. El que realicen o no el Consejo de Ministros en Barcelona no es más que una "boutade". Es todo un despropósito.

Creo que lo que la mayoría de los españoles opinamos quedó patente en la debacle de Andalucía. Está claro que ninguna comunidad quiere ser menos que otra, que los españoles estamos hartos de que haya personas que abiertamente desafíen a la Constitución que sigue vigente y no pase absolutamente nada. Y también es obvio que el impresionante castigo al PSOE en Andalucía tiene que ver con su actitud ante el desafío catalán. Y el hecho de que hayan realizado el Consejo de ministros allí no nos mueve un ápice nuestra creencia del terrible desatino que siguen amparando. Queremos el 155, pero ya. Y no queremos que vaya la Policía Nacional ni la Guardia Civil a pegarse con ellos, no. Lo que queremos es que se peguen los Mossos, que los palos los den y los reciban ellos. Que no queremos la foto de las cargas de nuestra policía para que rulen por Europa y se utilice como si fuera represión del Estado. Lo que esperamos es que el gobierno dé un puñetazo en la mesa, retire las competencias de seguridad e interior a la Generalitat y haya nuevos mandos que obliguen a la policía catalana a actuar como deben bajo pena de desobediencia. No nos faltaba más que volver a vivir cómo nuestros cuerpos de seguridad, los de todos los españoles, vuelvan a estar hacinados en un barco, maltratados y humillados por una mierda de sueldo. Que no, que se peguen ellos, que salgan los Mossos a cumplir con su deber y que caiga todo el peso de la ley contra aquellos que no obedezcan las órdenes del mando que envíe el Estado. No me parece tan descabellado. Que se den de leches ellos, que las cargas las tengan que hacer ellos y que la foto sea de un poli catalán dando estopa. Insisto: los nuestros son nuestros, de todos, y ellos tienen su propia policía? Pues que la usen. Y la Policía Nacional y la Guardia Civil, en el resto de España, esa España que los valora y les da las gracias y que intenta por todos los medios transmitirles orgullo y agradecimiento. Pero a Cataluña, nunca más.

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