Esti domingo pasau, junto a un amigu de Mieres, acudí en el bus número 15, impecable por cierto, a la iglesia de San Nicolás de Bari. Dado que la misa dominical se demoró, pues quedé asustau de la cantidad de gente que comulga (que conste que entré precipitadamente, ya que hacia un aire del carajo) y el templo estaba a rebosar, el concierto se hizo de rogar.
Alí estaba nuestra maravillosa, y no me canso, banda de música municipal. Da gusto velos, suenen de mimo, son jóvenes en su mayoría y, a lo que parece, llevense muy bien. Tocaron villancicos ("Campana sobre campana", "Los peces en el río"...) y un par de valses. El párroco, incombustible, al acabar pidió un bis y el director, Arboleya, tras anunciar que teníen lotería de la banda, "que siempre toca", dijo: "Vamos a acabar con algo solemne, como no puede ser menos".
A los primeros acordes, mi amigo Fueyo se puso en pie y con él, todos los feligreses... la pieza se lo merecía, pues ahí es nada, el himno de nuestro Sporting, tocado por los virtuosos maestros de Gijón, suena como los ángeles.
Qué guapo y como me prestó. Tengan ustedes, felices fiestas.
