Ni mirar a Lisboa, ni a Oporto, ni a Nantes: tenemos que ver nuestras necesidades y mirar al futuro con ambición. Sin alimentos ni energía solo queda desierto o extinción. Se cierran minas de carbón y térmicas, y la industria alimentaria no acaba de despegar por falta de colaboración industrial. Como consecuencia, el medio rural no florece. Mientras, en Japón, un robot (de la industria japonesa) recoge fresas que están en su punto de maduración. Bien mirado, la mar sigue en la prehistoria sin cosechar algas (agricultura), o marisco de pedrero, o pescados de roca (ganadería). Tampoco hay robots submarinos que capturen el pez que está en su punto de crecimiento; ni delfines adiestrados como pastores.

Se discute dónde debe ir el grado de "Energías renovables", sin ver que no es un grado, sino un conjunto de másteres con itinerarios según el grado de procedencia ya existente. Másteres como: "Cultivos de biomasa marina", "Aprovechamiento de la energía de olas, mareas y corrientes", "Aerogeneradores marinos". Y, además: "Hábitats y zoología marina", "Construcción y diseño de estaciones submarinas", "Buques robotizados", "Drones submarinos"... No, no hay grados de "Energías renovables" ni de "Ingeniería de la mar", sino másteres nuevos para grados ya existentes. También habría que aprovechar la energía fluvial del curso de los ríos sin construir embalses, y cuidar de sus especies piscícolas. Como para todo ello será necesario el desarrollo de prototipos, diría que el Natahoyo reúne las condiciones para un Campus de la Mar con su Parque Tecnológico. Ya que junto al CIFP de la Mar, la Fundación Revillagigedo, el Instituto Oceanográfico, la Calderería Pesada y el astillero Armón, Gijón tiene ya semillas sembradas entre el puerto industrial y el deportivo; más dos playas en sus extremos y un acuario. Con la gran necesidad de energía que se nos viene encima, vamos a tener que usar toda la costa asturiana para captar la energía de olas, mareas y corrientes marinas, y con mínimo impacto ambiental. (Aunque sin energía nuclear de fusión, las cuentas no cuadran). También necesitaremos el máximo aprovechamiento ecológico de la mar para la industria alimentaria. Sin embargo, sospecho que contra tanta estupidez alguien está apostando todo su dinero en contra, y unos salen ganando y otros pierden. A los asturianos "fuera nos tienen como personas constructivas que buscan soluciones", pero aquí: al lado de un asturiano hay otro con la solución contraria. Los unos se van, y aquí las soluciones no llegan a máster.

¿Se imaginan un futuro de empresas con empleados bien retribuidos, trayendo riqueza usando todo lo descrito? No, no lo hagan: alguien está pensando en sidrerías y residencias para ancianos con yate, y empleados de bajo nivel salarial. Pero antes acontecerá todo un museo de intenciones y fracasos hasta llegar a lo que tiene que ser: sidrerías y pisos residenciales en edificios con barco. Sin sueños no hay esperanza.