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Amor por Gijón

Sólo le quedaban un par de juicios para jubilarse de la abogacía

Podían pasar varios días sin verlo, pero ayer me encontré con él dos veces, por la mañana y por tarde. La de la mañana fue un tanto especial pues el escenario no era el mismo de otras ocasiones, no se produjo en el cruce entre nuestros diarios quehaceres, en un lugar en el trayecto que a diario recorría desde su domicilio al despacho. Ayer a la mañana nos vimos en el Muro y yo le pregunté por el motivo de aquella novedad. Me dijo que estaba levantando el despacho, que tan solo le quedaban un par de juicios, que en febrero lo dejaba, y que ahora iba a disfrutar de aquella mañana espléndida, por más que hubiera olvidado -se lamentaba- las protectoras gafas en casa, lo que no fue óbice para que contemplara con deleite a unos cuantas aves, probablemente cormoranes, aletear en las aguas de la Escalerona. La de la tarde se parecía más a las otras. Nos encontramos en la calle Tomás Zarracina, seguramente camino del despacho, y hablamos un largo rato acerca de la actualidad política, de Andalucía y también, cómo no, de Gijón, su querido Gijón. Echó mano de su ironía un tanto socarrona para preguntarme qué hacemos con la casa de Rosario de Acuña y de cierto escepticismo a la hora de vaticinar acerca del futuro más inmediato.

Aunque lo conocía desde la distancia bastante tiempo atrás, no fue hasta hace unos años cuando empecé a tratarlo, primero en la biblioteca Jovellanos, donde compartimos tiempo y espacio en alguno de los visores de microfichas, más tarde en el proceso de gestación del libro "Los pilares de Gijón", uno de los muchos testimonios de su amor por su ciudad, la que paseaba en los amaneceres. En el prólogo dejó escrito: "Los que en Gijón vienen de "élite vieja" y los que son masa nueva, todos se bañan en las mismas aguas de San Lorenzo, sea en la zona de las Regatas del señor del Sol; sea en la zona de la Escalerona Carolina; sea en la del México Lindo; del Piles o el Tostaderu. Aguas, olas, arenas, igualan Gijón."

Cuando pasen varios días sin verlo, me acordaré de que ayer me encontré con él dos veces? Hasta siempre.

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