La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La foto de la vergüenza

Críticas a la presencia de la alcaldesa Moriyón en la manifestación del pasado domingo en Madrid

Hubo muchas banderas y ninguna verdad el domingo pasado en la plaza de Colón. La convocatoria lanzada por Ciudadanos y secundada por el PP y por esa ultraderecha a la que ambos se han aliado desesperadamente a la busca de un inmediato rédito electoral no les salió como esperaban y sirvió, fundamentalmente, para que sus líderes nacionales y autonómicos quedaran retratados. Ocurrió así en sentido metafórico -puesto que todos parecían sentirse muy en su salsa en compañía de formaciones tan poco ortodoxas, desde el punto de vista democrático, como Falange u Hogar Social-, pero también en el literal, dado que ninguno puso el menor problema para que les inmortalizasen en una instantánea que ya se conoce como la foto de la vergüenza por cuanto implica la claudicación de una derecha que se calificaba a sí misma como constitucional ante los nuevos abanderados del neofranquismo.

Estaba allí, en primera fila y ocupando plaza junto a Pablo Casado, la mismísima Carmen Moriyón, alcaldesa de nuestra ciudad, quien un día antes ya había convocado por su cuenta y riesgo una concentración "por la unidad de España" que ni siquiera llegó a reunir a mil personas en Oviedo. Quizá haya que recordar que hace cuatro años, poco antes de las elecciones municipales de 2015, la formación ultraderechista Vox anunció que no presentaría candidatura en Gijón porque se sentía totalmente identificada y representada por la de Carmen Moriyón y con las políticas desarrolladas por Foro Asturias. La noticia pasó algo inadvertida en aquel momento, pero dejó las claves de una evidencia: el partido fundado por Álvarez-Cascos y donde ahora ostenta el poder la propia Moriyón se encuentra más próximo a aquéllos que quieren romper el Estado de las autonomías (y, por tanto, la Constitución), acabar con el feminismo y restringir nuestras libertades que con quienes nos obstinamos en defenderlas. Cabe preguntarse cómo es posible que desde la izquierda no todo el mundo lo viera así y hubiera quienes prefiriesen entregarles el poder durante cuatro años más, antes de explorar un pacto progresista para la mayor ciudad de Asturias. En fin.

La presencia de Carmen Moriyón en la que ya ha sido llamada "la foto de la vergüenza", avergüenza, sonroja, abochorna, máxime porque estamos hablando de la persona que, más allá de ser la Alcaldesa de Gijón, es la responsable de las políticas de igualdad en nuestra ciudad. De ella depende directamente la Oficina de Políticas de Igualdad desde la que se impulsan y diseñan las políticas para acabar con la discriminación que sufren las mujeres por ser mujeres, para luchar contra la violencia de género y dar asistencia integral a las mujeres que la sufren: el Centro Asesor de la Mujer; programas en centros educativos como Educar para la Igualdad, Escuela Feminista Rosario Acuña, la Unidad de Género o subvenciones a asociaciones y colectivos de mujeres, son algunos de sus servicios y programas. Pero ella arropa a Vox, un partido que niega la violencia de género, que quiere derogar la Ley integral, que denuesta e insulta al movimiento feminista, que quiere prohibir el aborto negando los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

¿Quién es Carmen Moriyón? ¿Se puede ir de la mano de Vox en la plaza de Colón e inaugurar en Gijón el parque del Tren de la Libertad? ¿No sintió vergüenza de estar allí y negar así a su ciudad, a las asociaciones de mujeres de Gijón y su trabajo a favor de la igualdad? ¿Se sintió cómoda nuestra alcaldesa al estar en primera línea con quienes están en contra de la igualdad de mujeres y hombres, niegan la desigualdad de género y los derechos de las mujeres? Gijón y Asturias significan todo lo contrario de lo que significa esa ultraderecha con la que no solo empatiza Moriyón, sino también quien puede llegar a ser su sucesor, Álvaro Muñiz, quien reconocía que pactaría, sin ningún pudor, el presupuesto de Gijón con Vox.

Nuestra ciudad y nuestra comunidad autónoma se han caracterizado siempre por su hospitalidad con quienes vienen de fuera, por su lucha en favor de las personas trabajadoras, por avanzar en busca del futuro sin regodearse en la exaltación de vacuas glorias imperiales. Al menos ahora ya sabemos que Moriyón y su partido, Foro, prefieren correr a hacerse fotos vergonzantes con lo más rancio y casposo de la política nacional a gestionar una ciudad que, bajo su mandato, se ha convertido en una mala y amarga sombra de lo que fue en sus mejores tiempos.

Compartir el artículo

stats