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Dueños, AMGD

Sobre el proyecto de un centro lúdico deportivo en terrenos del Inmaculada

Como antiguo alumno del Inmaculada ("el colegio" en nuestro argot, y perdonen lo que pueda parecer una suficiencia, que no lo es), permítanme que opine a cerca del proyecto, impactante sin duda, de esa cesión de superficie a un centro lúdico deportivo. Haciendo un poco de historia tras haber pasado el cuarto y reválida con catorce años después de las vacaciones, merecidas, llegamos a cursar el quinto de bachillerato, y coño, nos encontramos merced al Concilio Vaticano II, que todo había cambiado? Desaparecieron buena parte de las sotanas, la misa ya no era obligatoriamente diaria, se quitó el rosario en el estudio de la tarde, la piqueta había demolido el viejo cine y el frontón, de dos patios pasamos a uno, con su campo de hierba longitudinal y bueno, nos adaptamos, no quedaba otra, al nuevo entorno.

Por aquel tiempo no había APAS, ni falta que nos hacían. A mí, y voy a mojarme, este mamotreto que nos quieren endilgar no me parece bien. Es una aberración que empequeñece a esa pirámide que pusieron los franceses delante del Louvre, pero al fin y al cabo los jesuitas, como los Fernández en el Sporting, son los dueños y tienen potestad para hacer y deshacer a su antojo.

Otra cosa son los sentimientos y de ahí que no oculte dar mi parecer. Contemplando los planos y echando la vista atrás de mis años en los estudios de cuarto, quinto y sexto, condenados, si se lleva a cabo, a la sombra perpetua y a los voyeurs que desde el solárium nos distrajeran con sus cuerpos serranos, confieso que me parece contra natura. Si al mismo tiempo, al parecer, van a tirar las aulas de "los prepas", para dotarlas de más luminosidad, ya tal parece una cosa de locos. Parafraseando a un antiguo alumno, que bebe en mis genes, le diré que, sin ambages, y sin Concilio Vaticano que lo ampare, ¡el enemigo está dentro!

Gijón, ya lo dijo el ex notario y magistrado Ángel Aznárez tiene la dudosa capacidad de cargárselo todo: el sol en el paseo marítimo, la playa con el súper dique y ahora el mítico Colegio de la Inmaculada. Somos así, AMGD, a la mayor gloria deDios.

¡Ay, señor!, que diría el cura Bardales.

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