El 27 de febrero de 1989, en el salón de actos de la residencia de San Pedro tenía lugar la asamblea fundacional de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón. Una asamblea que, de la mano de diez asociaciones vecinales, y bajo la presidencia de Óscar Piñera, ponía las bases de un largo camino que nos lleva hasta hoy. Treinta años de trabajo vecinal, que son treinta años de auténtica historia de transformación de la ciudad que hoy conocemos. El Gijón de los centros de atención primaria cercanos, de los centros municipales integrados, de la radioterapia, de la ciudad plural, solidaria, comprometida, transitable y bien equipada. De ese Gijón del que presumimos cuando viajamos a otros lugares y del que muchos se sorprenden cuando lo conocen. Una ciudad muy diferente a todas las de su entorno, que sin duda lleva marcada a fuego la impronta del movimiento asociativo y más concretamente del vecinal.

Lejos queda aquel Gijón donde había muchos barrios sin asfaltar, con un saneamiento muy deficiente, sin equipamientos públicos de ningún tipo o con fuertes problemas socioeconómicos, pero con un movimiento vecinal fuerte y organizado decidido a luchar por soluciones frente a esos problemas. Con esas asociaciones vecinales guerreras y dispuestas a dar la cara por todos sus vecinos y vecinas, que para hacer real aquello de "la unión hace la fuerza", decidieron tomar la decisión de agruparse en una federación.

Treinta años en los que pasaron por la Federación vecinal grandes dirigentes, muchos de ellos y ellas cortejadas por los partidos políticos para engrosar sus listas electorales, descapitalizando de talento momentáneamente nuestro movimiento, que, no sin dificultad, resurgiría con fuerza con la llegada de nuevas hornadas de activistas vecinales.

Treinta años que se dicen pronto, pero que llevan en su haber infinitas luchas, miles de reivindicaciones y, sobre todo, el compromiso altruista de toda una generación de hombres y mujeres que decidieron trabajar desde el movimiento vecinal por una sociedad mejor.

Decía un importante dirigente vecinal y así lucía en una de las paredes de la antigua sede de la Federación que "el movimiento vecinal es el espejo de la conciencia ciudadana". Una cita que encierra en sí misma el sentido primigenio de nuestra esencia, y que de forma clara indica el verdadero significado del trabajo vecinal. Hoy en día, no tenemos la realidad social que se vivía en 1989, ni siquiera en 1999 o en 2009, pero seguimos intentando ser el espejo de la conciencia ciudadana.

Hoy tenemos una Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón comprometida con la lucha contra la contaminación, con la lucha por la igualdad y contra la violencia machista, trabajando en un Gijón que sea referente en movilidad sostenible, peleando incansablemente porque avancemos hacia una sociedad más participativa, inclusiva, solidaria, un Gijón que vea por fin la transformación que supondría el Plan de Vías o trabajando día a día en los problemas cotidianos que tienen nuestros barrios.

En definitiva, una Federación que es y quiere seguir siendo "espejo de la conciencia ciudadana".