La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sucesiones, otro timo

Llevamos 40 años de socialismo de impuestos y estancamiento

No es equitativo ni racional que los impuestos a pagar por la misma herencia de tus padres diverjan según la comunidad autónoma donde vivera el fallecido, desde los 100.000 euros de Asturias a los 0 de Cantabria, pasando por los 1.500 de Madrid o los 15.000 de Galicia. Ese impuesto a la muerte parece justificarse con la doctrina: el heredero aumenta su renta, le cobramos a capricho. El hecho objetivo: si el hijo hereda una segunda vivienda -donde vivía su padre muerto-, no está heredando una renta, sino una propiedad. Si no la rentabiliza, ni vende ni alquila, no está obteniendo una renta económica. El beneficio se producirá cuando venda o alquile esa vivienda, entonces sí sería lógico un impuesto, sea del 7, del 14 o del 21%. No hay nada más injusto que un tratamiento diferente para casos iguales, basado en el privilegio y la discriminación territorial, penalizando a la persona. Cuando se habla de equipararlo, por parte de las izquierdas, suponemos se refieren al alza, no a la baja. Asturias lidera la lista negativa.

Esa mentalidad de la igualdad de resultados del exprópiese, según la cual la justicia social es incautarme lo ajeno no es tal, sino cainismo. Lo justo es la igualdad de oportunidades y el premio según el mérito. En la fábula de la Biblia para explicar la condición humana, el vago y malo Caín quería obtener como fuera (¿la revolución?) el mismo premio que el meritorio y bueno Abel. La filosofía del "más subsidios, que paguen los ricos", parece basarse en el planteamiento más subsidios para los míos y que paguen los demás. Suponiendo que nadie desea que le suban los impuestos porque sí, cabe interpretar que consideran ricos a quienes ganen más que ellos. Si gana 30 que machaquen a impuestos a los que ganen más de 40, y si gana 40, que machaquen a impuestos a los que ganen más de 50. La cuestión: ¿Es función del Estado machacar a impuestos a la gente, a los ciudadanos? ¿Por qué la administración debe servirse de los contribuyentes en vez de servirles, para la felicidad personal y el progreso social?

Pero además de la injusticia personal, para quien tiene que plantearse si para poder heredar un piso debe vender una habitación, el freír a impuestos a una región es contraproducente para su prosperidad. Por muy populista que quede decir que aumentamos el gasto social, lo correcto es plantear: ¿Cuáles son las prioridades de gasto, según lo que podemos pagar? La administración eficiente no es la que gasta más, sino la que gasta mejor. Ese lastre de la carga impositiva no contribuye al crecimiento de la riqueza, sino al estancamiento. Lo que Asturias necesita no son más impuestos, sino más oportunidades. ¿Se imaginan un equipo de fútbol, por igualitarismo, que no le pasara el balón a sus goleadores? ¿Y que se quejara de la mala suerte de perder los partidos? Ahora quieren dar la puntilla acabando con centrales y vehículos cuanto antes. Llevamos 40 años de socialismo descafeinado a base de impuestos y subsidios; los resultados están a la vista en materia de crecimiento económico y empleo productivo.

Compartir el artículo

stats