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Reflexiones sobre el tren

Una región que sigue en el siglo XIX en infraestructuras ferroviarias

Hace unos días visite él museo del ferrocarril de Madrid. Ahora leo en LA NUEVA ESPAÑA que el tren "perdió la mitad de pasajeros en lo que va de siglo". Me vienen variados recuerdos de viajes en tren. Encuentro en el museo madrileño el TAF (Tren Automotor Fiat). En el que viajé en la década de los cincuenta a Madrid con mis padres, para que mi madre fuera operada del corazón, en un hito de la cirugía cardíaca de entonces, llevada a cabo con gran éxito por el Dr. Enrique García Ortiz. Recuerdo el poema de Ramón de Campoamor "El tren expreso", que era tan conocido en su época que hasta mi abuela lo recitaba. Los trenes en las películas del oeste. Agatha Christie y su novela "Asesinato en el Oriente Express", llevada al cine. Y tantas otras historias ferroviarias.

Aquí recordamos el tren por su retraso, por un recorrido rocambolesco por el Puerto de Pajares, que recrea y atolondra al pasajero con una velocidad del siglo XIX y una parsimonia del santo Job, que ya ha diluviado desde entonces. Un trazado, que al decir de los expertos, le quedan técnicamente dos años de vida. Hay un túnel a medio terminar desde años que resolvería ese atraso de viaje entre Gijón y Madrid, que ahora cuesta unas cinco horas, convirtiéndolo en un paseo de menos de tres. Todos los políticos que han intervenido y siguen interviniendo en este asunto habría que azotarlos públicamente con el látigo de la razón, con el vergajo del servicio público y con el fuste de la vergüenza. Algo de lo que carecen y de lo que presumen continuamente, y más cuando estamos en campaña electoral.

Todos estos políticos y los que vendrán, me arriesgo a suponer, se han convertido en las Penélope del tejo y destejo. Si tú dices esto yo digo lo contrario aunque no me guste, sólo por fastidiar. Se diría que es el juego de las margaritas: me quiere no me quiere. Firmo no firmo. Los argumentos peregrinos. Según la RAE en una de sus acepciones dice: "peregrino es el que anda por tierras extrañas". Les viene como anillo al dedo a todos los que transitan alrededor de estas decisiones que son onerosas para el pueblo en forma de atraso y bochorno por culpa de sus representantes públicos.

Al tren la han robado la magia y le niegan la velocidad. Con estos principios no es de extrañar que la gente no acuda al ferrocarril como medio de transporte. Retrasos, descarrilamientos en las cercanías, una ciudad como Gijón sin una estación en el centro como reclama la gente. Había una, pero la echaron abajo porque el dinero no era de ellos y es muy moderno llevar la contraria. Una estación que se podía haber remodelado con muy poco presupuesto y mucha voluntad. Presumimos de ser cabecera industrial del tren de alta velocidad, con obras ejemplares en Arabia Saudí entre dunas, simún y turbantes. De tener una de las redes más amplias de trenes AVE de Europa. Pero Asturias sigue en el siglo XIX. Entre los cuatro colores del parchís anda la cosa: Ancho ibérico, ancho europeo, pasajeros y mercancías. Estos cuatro términos son el rompecabezas de partidos y gestores. Pero parece que han perdido el dado. Hace mucho que ya se decía que España era diferente, y a la vista está. Un trazado ferroviario 23 cm. más ancho que el resto de casi toda Europa. Como Gran Bretaña que circula por la izquierda y ahora nos trae en jaque con el Brexit. Ser diferente y no rectificar a tiempo, esa es la cuestión. Solución: Ancho europeo para pasajeros y mercancías. ¿Es tan complicado? Con lo que llevan de retraso y los aumentos de presupuesto generados año tras año ya podíamos estar circundo a 200 km. bajo la cordillera. El que encuentre el dado que avise.

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