Las comparaciones son siempre odiosas, especialmente para quien sale mal parado de ellas. Véase por ejemplo el caso del aeropuerto de Asturias, tras publicar la pasada LA NUEVA ESPAÑA la abismal diferencia entre el total de vuelos directos baratos que operarán en Santiago del Monte durante este mes de abril y los que lo harán desde las pistas del aeropuerto de nuestra vecina región de Cantabria.
De este modo, mientras que desde Santander serán cerca de 150 los vuelos de estas características, en Asturias no llegaremos siquiera a los 50. Por si no fuese suficientemente sangrante este simple dato numérico, si ahondamos aún más en la herida y confrontamos los posibles destinos en el extranjero, ahí la 'pasada' que le mete el aeropuerto cántabro al asturiano es de órdago a la grande. Mientras que el nuestro únicamente está conectado con Londres, por su parte Cantabria ofrece hasta ocho ciudades más a las que poder volar fuera de nuestras fronteras.
Parece ser sin embargo que a algunos empresarios del sector turístico de esta Asturias, Paraíso Natural, esta situación no les preocupa en exceso e incluso le restan importancia. Se basan para ello en considerar de forma casi despectiva al de Santander como un aeropuerto de 'pasada', pero no con el mismo sentido que el empleado anteriormente.
Según estas voces supuestamente cualificadas, el aeropuerto cántabro no dispone de promoción turística de destino, siendo así un simple lugar de paso para miles de turistas que aterrizan en él, mientras que el del Principado ha de tener como objetivo prioritario atraer visitantes que no sólo aterricen en tierras asturianas, sino que permanezcan y disfruten en ellas hasta retornar a sus respectivos lugares de procedencia.
Como era previsible no han tardado en llegar las críticas a semejante visión partidista. Porque, ¿quién no se alegra de que vengan turistas a mansalva a nuestra región? ¿Pero qué pasa con los asturianos que también queremos visitar otras latitudes?
Que se encarguen el sector turístico y las autoridades competentes de hacer si cabe aún más atractiva nuestra región, para que no acabe convertido en otro aeropuerto de paso como dicen que es el de Santander. Pero que no que no le resten ni un ápice de importancia a nuestra más que evidente carestía de posibilidades, para despegar subidos a un avión desde Asturias sin tener que empeñar un riñón en el intento.
Por otra parte, estoy convencido de que a las empresas que ofrecen sus servicios en el aeropuerto de Asturias, que no son pocas y que pagan por ello generosamente, les daría casi hasta igual que éste fuese de paso. Mucho mejor esto que el que cada vez sean menos los usuarios que den un solo paso por sus instalaciones.
En fin, que este tema como ocurre con otros tantos, parece que siempre vuelven a la palestra cuando se acercan las elecciones. Es el tiempo del "puedo prometer y prometo". Aunque luego la mayoría de las veces a las palabras y las promesas se las acabe por llevar el viento. Ese mismo viento que junto con la niebla, deberían ser los únicos impedimentos para que los aviones pudiesen despegar o aterrizar en Asturias.
Por mi parte, tengo ya programada para este próximo verano la visita a mi añorada familia residente en 'la bota', con los correspondientes billetes de avión reservados. Y por supuesto volaré desde Santander a Roma, gracias a una compañía 'low cost'. Quedan aún unos cuantos meses pero ya me veo despegando, mientras tarareo aquella viejísima canción de Domenico Modugno: "Volare". ¡Cómo pasa el tiempo!, ¿verdad? Y eso a pesar de que en algunos asuntos bien parece que seguimos anclados en el pasado.
