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Lo del PSOE y PP

La necesidad de revulsivos para que la región remonte su actual deterioro

Caída de Podemos y gran caída del PP, a quien las encuestas daban en torno a un 20 y se ha quedado en el 17%. Parte de sus electores se han ido a Cs y a Vox. Puede que los electores hayan dado una torta a los de Rajoy en la cara de Casado, a pesar de haber remontado en estos cuatro años la economía y el empleo, por su gestión de los abundantes casos de corrupción y el independentismo unilateral en Cataluña, y si culminara, pronto también en el País Vasco. La inevitable aplicación del 155 que convinieron PP, CS y PSOE frente a la violación constitucional en Cataluña fue como a quien tiene pulmonía le dan una aspirina, y al cabo los nacionalistas le van a acusar igual de haber hecho una sangría. El peligro de la yugoslavización de España, y con ello de la venezuelización de su economía, sigue latente. Lo conveniente hubiera sido un gobierno de coalición PP-PSOE ante una emergencia nacional. Pero aquí la partidocracia antepone sus intereses electorales a corto plazo al bien común.

Pedro Sánchez, el resistente, ha sabido jugar sus bazas. Justificó la victoria en las primarias del PSOE en que no había que ser muleta del PP y no es no a los de Rajoy. La moción de censura por la corrupción del PP, aunque el PSOE tiene tantos o más casos de corrupción; de derogar la reforma laboral del PP que ha flexibilizado el mercado de trabajo y ha creado empleo ha pasado a puede que sí, puede que no. Ha echado la culpa de no aprobarse los presupuestos a los nacionalistas con quienes dice que hay que negociar pero no se sabe el qué, y ha movilizado a las izquierdas con el miedo de "viene el trifachito". En realidad ni PP, ni CS ni Vox tienen mucho que ver con el socialismo fascista de Mussolini en Italia hace 90 años, pero ha surtido efecto para movilizar a los votantes de izquierdas. La cuestión es que sigue el problema de los independentistas unilaterales, y la economía no se acelera desindustrializando ni gastando lo que no tienes, eso lleva al déficit; ni subiendo los impuestos a los malos, los más ricos que tú.

Tampoco las izquierdas están para lanzar cohetes. El estado de las autonomías que han desarrollado es el estado de la desigualdad y los chantajes presupuestarios. Hace falta racionalizar el desvarío autonómico. Un partido puede ser independentista o centralista, siempre que respete la legalidad. Sería autoengañarse la euforia por tener más diputados con votos parecidos, por haberse dividido el centro y la derecha en tres candidaturas. En el caso de Asturias se anticipa un triunfo electoral de las izquierdas el 26-M, salvo la Alcaldía de Oviedo.

Pero la cuestión es que Asturias necesita revulsivos. Ha sido, entre las 17 comunidades españolas, la que menos ha crecido su PIB en los últimos 40 años. Seguir con las mismas políticas nos condenaría a agravar el deterioro. Esos que gritaban viva el socialismo la noche electoral, porque son más progres y guays porque gastan mucho más, -qué mala suerte que la economía y el empleo se arruinen a los cuatro años-, en realidad estaban coreando viva el infantilismo.

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