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DIARIO POP

Españolito, ¡ay!

El camino político hacia "la gran coalición"

Tú, querido y desocupado lector, que eres español medio, nos dijo Ignacio Urquizu este finde en Gijón, eres, además un obrero sobrecualificado, sobreexplotado, precarizado, y un poco harto también de todo el merecumbé que se traen las izquierdas, desde que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias formalizaron su separación. Ha escrito Urquizu, sociólogo, diputado y alcalde socialista, "Cómo somos, un retrato robot del español medio", un ensayo urgente que ya va por la tercera edición, en el que se expresan tus anhelos, tus frustraciones, pero en conclusión, en el que se sigue constatando que eres el único que mantienes una entereza mineral que lo soporta todo.

Le digo a Urquizu que se acerca la gran coalición, lentamente, tranquilamente, pues el español medio, que es temperamental y de profundas convicciones, se mueve alegremente en el centro. Así que no tardaremos en escuchar un "sí es sí" a la gran coalición de boca de Pedro Sánchez en cuanto el Ibex ponga un poco de orden a todo esto, tras los comicios de noviembre.

Urquizu es un tipo pragmático, reflexivo, de la raza de los acusados dentro de su propio partido. Compone con Eduardo Madina y algún otro socialista medio, la tribu de los que repiensan España, a la manera de Javier Fernandez y después la reinventan. Pasan del relato. Conservan el imperativo moral que les empuja a pensar que es más importante y responsable gobernar que ganar elecciones si no se sabe muy bien para qué. Tienen la convicción de que Pedro Sánchez no gobierna, de que ocupa la Moncloa embrujado por el marketing como por un conjuro de slogans pergeñados por su spin-doctor hasta que a éste le salga un contrato millonario en América Latina.

Con el estallido de la burbuja, hubo un momento en el que parecía que todo se resolvería con un pelotón de obreros, unidos en famélica legión, allá en la Plaza de Sol y todas las plazas de España, pero fue la derecha de Rajoy la que gobernó con mayoría absoluta entonces. También sabes, españolito de a pie, que en aquella gran jaima de Sol fue creciendo Podemos, que se consolidó como un partido a la velocidad de un rayo nacido de una pululación de esfuerzos convergentes que, con el tiempo, la ambición y el personalismo de unos pocos, lo fueron descomponiendo y disolviendo hasta que llegó Errejón acompañado de Carmena.

Con la llegada de Podemos, españolito medio de mis entretelas, que cantaba Forges, sabes que también emergió una extrema derecha que creyó que todo se resolvería con otro pelotón de soldados enfundados en banderas españolas, cara al sol con la camisa abierta, las mismas banderas que engalanan los balcones de Albert Rivera, cuyo partido nació para ser la bisagra parlamentaria que pudiera pactar indistintamente con Sanchez o Casado. Lo cierto es que a Rivera le van a dar boleto en cuanto pasen las elecciones, por desobediente y porque el PP de Casado para entonces ya estará suficientemente aseado tras haber retomado el viaje al centro que el Ibex deseaba cuando Ribera. Así que ya está todo atado y bien atado para que el 2020 comience con una gran coalición, que para eso somos europeos, ea.

Pero tú, españolito medio, que eres obrero y español, sólo quieres que no jueguen con las cosas del comer y respeten un poco las instituciones, para que todo vaya funcionando como siempre, a trancas y barrancas, o sea, como toda la vida, tirando a bien siempre que nadie te toque las pensiones. Harto de tantas emociones, sabes que tus sentimientos patrios no dependen de la exhumación de Franco. Los buenos sentimientos patrios están a buen recaudo, quién lo diría, del Real Madrid, el Barça y un mosquetero en Roland Garros al que todos llaman Rafa Nadal. Todo lo demás, ya digo, es relato. Y a ti, el único relato que te pone es el Sidi de Pérez Reverte, ay.

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