La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Impresiones personales de un viaje a Malta (y 2)

Un pequeño país con tantas iglesias como días tiene el año y con el turismo como principal fuente de ingresos

Tras un reciente viaje a Malta, he podido recopilar varias impresiones personales que podrían interesar a los lectores de LA NUEVA ESPAÑA interesados en visitarla. En primer lugar, al llegar a Malta y pedir un taxi para trasladarnos al hotel, descubrí que se pagaba por anticipado en el mismo aeropuerto, habiendo una tarifa oficial fija a cada destino de la isla. Efectuado el pago, recibí el número del taxi adjudicado sin abonar al taxista ningún complemento posterior que estuviera condicionado al tráfico o la duración del trayecto.

Al regresar a España, el pago se efectuó en la recepción de nuestro hotel por idéntico método, resultando un procedimiento cómodo y seguro para evitar que algún taxista "avispado" pueda abusar de turistas que desconozcan las tarifas oficiales.

En segundo lugar, a causa de su herencia británica, el sentido del tráfico en Malta es opuesto al de España y se conduce con el volante a la derecha; lo cual puede generar algunos sustos al cruzar los pasos de peatones, aunque todos estén adecuadamente señalizados con un rótulo de "Look your right" ("Mire a su derecha").

Sin duda, en Malta, el mejor vehículo de transporte es el autobús y resulta conveniente adquirir unas tarjetas-bono de 12 viajes al precio de 15 euros. Sin embargo, procede estar atento de fichar una vez por viaje o, tal como me sucedió, de que algún conductor "sin escrúpulos" nos cobre de más con un billete sin código de barras.

Aparte de los autobuses estatales, existen los típicos autobuses turísticos de dos pisos con el sistema de subir y bajar (a gusto del pasajero) dentro de una ruta concreta. Así, hay un trayecto por el norte de la isla y otro por el sur con horarios muy precisos. En ese sentido, procederá evitar el último autobús del día porque es un "autobús escoba", habitualmente repleto de pasaje.

Además, circulando por las escasas autovías y estrechas carreteras maltesas, observé la ausencia de Policía en el control del tráfico. De hecho, un día pregunté por ello al recepcionista del hotel y me comentó que, en Malta, aquello era normal. Sin embargo, durante nuestra estancia nunca observé un accidente, a pesar del endemoniadamente caótico y denso tráfico existente.

En tercer lugar, la población maltesa es extremadamente religiosa, siendo católica en el 89% de los casos; lo cual contrasta con la indudable influencia árabe percibida en el idioma maltés (considerado como una "latinización" del árabe), habida cuenta de que su cultura floreció en Malta (durante más de dos siglos) hasta su expulsión de la isla por cristianos sicilianos.

De hecho, nuestro guía afirmó que Malta tiene tantas iglesias como días tiene el año, predominando una decoración interior de estilo barroco y fachadas con dos torres, ambas provistas de un reloj marcando horas diferentes: Una hora verdadera para convocar los feligreses al culto y otra hora falsa para "engañar al diablo"; resultando una extraña tradición de la que los malteses presumen.

En cuarto lugar, es una gozada visitar el casco antiguo de La Valeta, capital de Malta, y pasear por su recinto peatonal ante la historia emanada de sus emblemáticos edificios: Desde el Parlamento, de moderna construcción, al Albergue de Castilla, residencia del Primer Ministro; a la Biblioteca Nacional, verdadera joya repleta de libros medievales y accesibles para consulta de cualquier ciudadano debidamente identificado; el Tribunal de Justicia; la Catedral de San Juan, con sus diversas capillas que reflejan los idiomas vinculados a la esencia del país, incluidos el catalán y el castellano, y que están simbolizados en el escudo nacional.

A su vez, destacan los enclaves que rememoran el heroísmo del pueblo maltés durante la II Guerra Mundial: los Jardines Barracca; el Memorial a los Caídos; el Fuerte de San Elmo y el Museo de la Guerra o el antiguo Cuartel General Británico (de Lascaris), incrustado en la roca y situado en el Grand Harbour, un puerto natural frente al fuerte del Santo Ángel en la vecina ciudad de Victoriosa, irónicamente bautizado por los ingleses como H.M.S. Saint Angelo, como si se tratara de un barco de Su Majestad.

Durante ese circuito peatonal, no percibí mendicidad callejera ni venta de "top manta" ni fachadas ensuciadas por grafitis, sino todo lo contrario: tuve una absoluta sensación de seguridad ciudadana. Incluso más, como en Inglaterra, la Policía maltesa suele patrullar desarmada; inequívoco indicativo de que el índice de criminalidad del país es bajo.

En quinto lugar, Mdina es la ciudad medieval turística por excelencia del interior de la isla, donde procede estar precavido ante la avidez del comercio y restauración local en "atender" al turismo.

En el trayecto a Mdina, se contempla la Embajada de EEUU. en medio de una llanura inmensa distante de la capital, donde están las demás embajadas. Ello podría deberse a motivos de seguridad dado que La Valeta y la turística costa del nordeste de Malta se encuentrab densamente pobladas. De hecho, comprobé cómo en los núcleos turísticos de San Julián y Sliema están edificando sobre casas tradicionales de la época colonial británica.

Del interior de la isla, también destaca Mosta y su basílica de enorme cúpula, perforada durante la II Guerra Mundial por una bomba alemana que no explotó, estando la iglesia repleta de fieles que lo atribuyeron a un milagro de la Virgen. Finalizada la contienda, el piloto alemán que soltó la bomba fue a Mosta para obtener el perdón de sus vecinos.

Finalmente, es obvio que la principal fuente de ingresos de Malta es el turismo; aunque, mayormente, no sea de playa sino cultural, dado que la costa de la isla es rocosa y tiene preciosas calas aunque desprovistas de arenal. Este será un dato fundamental al elegir Malta como destino vacacional.

En definitiva, Malta es un país pequeño con una historia fascinante que ambiciona tener su protagonismo en la Unión Europea. A mi juicio, merece la pena visitarla y confío que este relato haya sido de utilidad al respecto.

Compartir el artículo

stats