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La extraña muerte de Europa

Reflexión a la luz de la lectura de un libro de Douglas Murray

Douglas Murray, prestigioso periodista y escritor británico, es el autor de un libro presentado en septiembre del 2018, donde se vaticina la "muerte anunciada" de la Unión Europea mediante incontestables argumentos, exhibidos con incisiva ironía británica. Básicamente, el libro trata sobre la crisis inmigratoria de 2015 generada cuando la canciller alemana Ángela Merkel abrió las fronteras de la UE a la desenfrenada oleada migratoria causada por la guerra de Siria y también por inmigrantes económicos que huían de la miseria de sus propios países. Esa apertura de fronteras implicó un aumento global anual de la población alemana del 2%, hecho justificado por sus políticos mediante mitos y noticias falsas, argumentando que este fenómeno hubiera ocurrido igualmente sin la decisión de Merkel.

Me explico: en primer lugar, Murray denunciaba el mito creado por políticos europeos (incluidos los laboristas de Tony Blair, llegados al poder en 1.997) sobre que este tipo de inmigración sería económicamente positiva para la UE. Sin embargo, un estudio del flujo migratorio británico durante 15 años demostró que la prestación de servicios sociales al inmigrante costó 95 billones de libras más respecto a lo aportado con sus impuestos.

En segundo lugar, se aceptaba que la llegada masiva de inmigrantes jóvenes resultaría decisiva para el mantenimiento de los sistemas de pensiones. Sin embargo, el autor ridiculiza esta teoría al constatar que los inmigrantes también envejecen, pudiendo destruirse la pirámide de pensiones sin una inmigración controlada que haya cotizado.

En tercer lugar, Murray contempla el posible efecto positivo de la inmigración sobre la diversidad cultural aunque ello implique una degradación de la cultura europea, sea por un teórico sentimiento europeo de culpa colonialista o para rellenar un hipotético vacío.

De hecho denuncia que el flujo migratorio circule siempre en dirección a Europa y se pregunta con elegante sorna por qué Eritrea no necesita una inmigración galesa.

Finalmente, Murray cita la globalización como otro factor inaceptable pero decisivo, al observar que la inmigración masiva y el multiculturalismo consiguiente ha variado la fisonomía del Reino Unido, preguntándose muchos británicos ¿quiénes somos?

Coincido con Murray en que la globalización persigue una progresiva pérdida de valores y de identidad nacional, llevando a una sociedad sumisa y amorfa caracterizada por la multiculturalidad y la escasa integración del inmigrante en su país de acogida, aunque "viva en él" o, peor aún, "viva de él".

De este modo surgiría un nuevo orden mundial impuesto por determinados "lobbys globalizadores" basado en el dominio del poder económico sobre el poder político para destruir la esencia de la UE. En definitiva, al presentar su libro, Douglas Murray expone la deficiente gestión de la crisis migratoria europea como una irónica y sutil crónica de una "muerte anunciada", implicando una progresiva degradación y eventual desaparición de la UE. Este relato ayuda a comprender el razonamiento de muchos británicos favorables al Brexit.

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