La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tormenta de ideas

República de Mi Casa

Como presidenta he pactado con todos, incluido mi fox terrier

Una vez pasado el agobio de las fiestas navideñas, dada la urgente necesidad de gobernar lo que parece ingobernable y ante la sorpresa de mis súbditos, me he nombrado presidenta de la República Independiente de Mi Casa. Pero claro, sola no puedo estar, así que he pactado con todo lo que podía, incluido, cómo no, mi fox terrier, que es uno más.

He tenido que acondicionar el salón y añadir la mesa que guardo para las grandes celebraciones, porque entrar, no entrábamos. A la derecha mi vice, con el que he tenido que pactar, sí o sí, y encima hacerlo ministro de Hacienda, aunque nuestros principios y opiniones estén en las antípodas. Hemos tenido que llegar a acuerdos porque él, que me conoce mejor que nadie (en realidad hace años que nos queremos), muy metido en su papel, decía que de rebajas nada y que la peluquería semanal se tachaba de los presupuestos? Y por ahí no paso.

Porque para hacerme caer en su trampa, me dice que la cana es bella y yo le digo que será para otras, porque aunque le parezca muy progresista, yo me tiño, que si no parezco una abuelita de las de antes. Osa replicar y en alto, para que lo oigan todos, que si ve una caja más de Zara, la tira por la ventana y, claro, he tenido que ceder un pelín y decirle amén y tira palante, que el escondite para pedidos de Inditex ya lo tengo más que pensado. Y es que, al fin y al cabo, son promesas electorales y pactos, que ya se sabe no llegan nunca a cumplirse. A mi izquierda, mi otro vice, está empeñado en desterrar a las princesas Disney de la vida de mi nieta, que por cierto es ministra de Fomento y hace unas torres y unas construcciones con los legos que flipas, y por ahí tampoco paso, porque este, su padre, es el de Igualdad e insiste en que sean ellas las que despierten al bello durmiente, y tampoco cedo.

Y es que ellas, las princesas, han sido siempre las heroínas de mi vida, aunque el príncipe azul al final se haya desteñido como el payaso de Micolor y yo mienta cual bellaca diciendo que me mola mucho más el cuento de "las princesas también se tiran pedos", que dije había pedido a sus majestades, pero no lo habían encontrado (mentira piadosa). Así que sigo con el resto de ministerios que me traen por la calle de la amargura. Porque la de Medio Ambiente dice que ella no carga con la bolsa de basura, que eso no entra en su cometido, y otra vez discusión al canto. Y lo que me faltaba era que mi perro me diera la espalda, que sé cuándo está más que enfadado, delante de todo el gobierno, porque se sintió ofendido al no tener un ministerio animalista.

Intenté consolarle diciendo que con un poco de paciencia conseguiríamos uno. ¡¡Ay, qué martes me van a dar, en esta la República Independiente de Mi Casa, pero qué martes, cielo santo? Uys, perdón, que somos aconfesionales, palabrita del Niño Jesús.

Compartir el artículo

stats