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Rock con sello propio

"Los Estanques" demuestran su contundente sonido en la sala Acapulco

Ya empieza a ser habitual que en los primeros meses del año la programación musical venga aderezada con conciertos de bandas programados por marcas cerveceras. Lo normal es que sean grupos de esos que copan los festivales veraniegos y se refugian durante estos meses de poca actividad en formatos más íntimos y aforos que agotan las entradas en pocos días. Más extraordinario es que esta infraestructura se ponga al servicio de bandas emergentes, esas que no están en primera línea pero que trabajan incansables para forjarse un público a base de tocar por todo el país y jugársela en cada disco. Y esto es lo que ha hecho "San Miguel On Air" con "Los Estanques", un grupo en trayectoria ascendente que, sin duda, dará que hablar en los próximos años.

Muchos de los que acudieron a la sala Acapulco el pasado sábado sabían lo que iban a ver, porque esta banda ya nos visitó en verano dentro de la programación del Euroyeyé. Arrancaron el concierto como un ciclón, con una descarga de sonido que parecía no dar tregua, toda una declaración de intenciones para marcar la senda por la que iba a discurrir la noche. "Los Estanques" han fraguado un sonido propio a base de combinar con inteligencia estilos y maneras de distintas vertientes del pop y del rock. Todo bien digerido y destilado para construir temas que sorprenden en su estructura y desarrollo; canciones con un lenguaje incisivo y vertical, melodías que no se acomodan y transitan por cromatismos desafiando la tonalidad y dialogando con el rock progresivo en fraseos prolongados y patrones rítmicos y métricos no convencionales.

Fue un concierto intenso, en el que los temas se iban enlazando en una suerte de continuo sonoro que incluyó también momentos de sosiego para respirar. Predominaron las canciones de su último trabajo, temas que ganan con la inmediación del directo, y eso que el sonido de la sala empezó bastante desajustado. "Deceso inmortal" avanzó imparable, con una melodía pop que fluye de forma orgánica, "Clamando el error" nos acercó a una suerte de rock garaje sofisticado (por contradictorio que pueda parecer), en "Amor-Odio" despuntó la psicodelia sesentera, pero con pasajes dignos de unos Led Zeppelin, y "Desde ahora hasta el final" se movió en el terreno del funk. En cada tema aparecían nuevas referencias y detalles que demuestran el talento de esta banda y el cuidado en la creación de sus canciones.

La recta final fue un trayecto hacia el clímax, con momentos de catarsis bien planificados y pasajes blues-rock que, por momentos, recordaban a los directos de "The Doors". Fue algo más de una hora de concierto, uno de esos directos que se saborean y se digieren volviendo a escuchar las grabaciones del álbum. "Los Estanques" dejaron buen sabor de boca, sólo nos queda esperar que vuelvan pronto por estos lares.

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