El concejal José Ramón Tuero se propuso ayer cortar de raíz la incipiente "crisis del escayu", motivada por un bando que obliga a los propietarios de fincas a limpiar la maleza que cubre los caminos públicos. Tranquilizó a las asociaciones de vecinos al prometerles que buena parte del dinero que ahorrará el Ayuntamiento por no realizar la poda se destinará a mejoras de la zona rural. Pero este conflicto ha servido para evidenciar que, desde hace años, no sobran los fondos municipales destinados a las parroquias, a menudo relegadas en favor de los intereses de la ciudad. Tienen razón las autoridades locales al señalar que cada dueño es responsable de cuidar su terreno. Aunque también es cierto que muchas parcelas están en manos de vecinos mayores, con escasa capacidad física o económica para asumir esta labor, y que el área periurbana no recibe algunos servicios, como el baldeo de calles o la jardinería. Mimar el cinturón verde de Gijón debe ser una prioridad.
