No fue hasta el año 1854 cuando Gijón contó con una sala fija para teatro y variedades, el teatro Jovellanos en la calle de ese nombre. Hablamos de un Gijón que no llegaba a los 10.000 habitantes, pero las autoridades municipales se fijaron en otras localidades de toda España que en ese tiempo vieron necesario dotarse de infraestructuras y servicios que hicieran de ellas una población moderna y en el camino del progreso.
Un teatro era necesario para cumplir los afanes culturales, para contar con un marco digno donde acoger manifestaciones culturales. Según las actas municipales que se conservan en el Archivo Municipal de Gijón, la idea de la construcción del teatro data del 26 de junio de 1847, y en 1854 ya estaba abierto el coliseo. Obra del arquitecto Andrés Coello, se escogió para levantarlo una parcela que no tenía ninguna edificación y que estaba al lado del Instituto de Jovellanos, "solar espacioso, seco, ventilado y accesible por hermosas calles". Ochenta años más tarde se derribó el teatro Jovellanos. Eso fue a finales del año 1934 y en su solar se levantó diez años más tarde el edificio del Banco de España, hoy Biblioteca Pública Jovellanos.
Tenemos noticias de la presencia de unos cómicos en Gijón en el año 1775, cuando Gaspar Melchor de Jovellanos tenía 31 años. En abril de aquel año, justamente terminada la Semana Santa, llegaron los cómicos a una villa sin teatro y sin ningún corral para comedias. Actuaron en una bodega que no sabríamos situar dónde estaba, y eso con la crítica muy negativa de las autoridades políticas locales (el alcalde, el regidor, era Gregorio Menéndez Valdés), y las religiosas. Sobre todo, porque las personas no estaban separadas por sexos. Los documentos municipales hablan de que los cómicos actuaron ante hombres y mujeres, "dispuestos unos sobre otros y expuestos a la indecencia", que la cosa empezaba a las cuatro y se salía de noche "acaso a concluir en los arenales las libertades a las que se había dado principio en la bodega".
