Decía un histórico del movimiento vecinal que uno sabe cuando llega a Santurio tras coger el desvío de la nacional porque de golpe se acaban los chalets y empiezan las caserías. Puede que esta delimitación geográfica no sea la más rigurosa de todas, pero sí sintetiza la esencia de la parroquia o, al menos, la que defienden los que llevan en ella toda la vida. Y con ese estandarte han decidido presentarse a Pueblo Ejemplar, el reconocimiento anual que concede la Fundación Princesa de Asturias, esquivo con Gijón desde que se creó hace 30 años. Los 263 empadronados tienen a su favor muchos de los valores del galardón, como el empeño por mantener el patrimonio tradicional y que están acostumbrados a arrimar el hombro para alcanzar mejoras colectivas, siendo aventajados de la zona rural en lograr servicios desde hace décadas. Como ilusión les sobra, ahora sólo hace falta algo de suerte con la decisión del jurado.
